El mundo de ayer
Rafael Castaño
Power Ranger
Qué curioso, la semana se abría de morado-violeta-malva y llegamos a este viernes teñidos de negro. Pasamos de La puerta violeta de Rozalén al Black is black que cantaran Los Bravos, en un abrir y cerrar de días. De la reflexión social, profunda, seria, numéricamente dolorosa, damos el salto al superficial consumismo, a la oferta y la demanda, al descuento, al gusto y el capricho en la mayoría de las decisiones. Lo innecesario está a un click de distancia; así de fácil. Lo necesario está a muchas manifestaciones de conseguirse; así de difícil.
Curiosamente este viernes negro en el asiento contable también sirve para el primer encendido del alumbrado navideño en muchas localidades. Del negro a lo multicolor. De la oscuridad a voltios de iluminación led, incluso acompasada con música. Hasta se anuncia una nevada (artificial, claro está). Parece que ya la Navidad arranca en noviembre.
Los mantecados y turrones entraron en los supermercados de camuflaje junto a los huesos de santo y los caramelos de Halloween y ahí se han quedado. Desde el fin de semana pasado ya se celebran almuerzos y cenas de Navidad de empresas o grupos de amigos.
En las redes la gente publica imágenes de sus árboles y las figuritas del Belén correspondiente. No falta ni un perejil. Espumillón is coming. También el frío, para acompañar el ambiente. Inevitablemente se ha abierto la veda, y cada cual que elija si adorna ya las estancias de su casa o si espera a que diciembre se acomode un poco. Pues, como las luces y las decoraciones navideñas, o como los envoltorios de la frutas de Aragón, para gustos los colores. Mi gusto es el de esperar al puente del 6 y el 8, pero no pienso gastar ni una pizca de energía en luchar contra la felicidad del prójimo.
En cualquier caso, sin querer fastidiarle la fiesta a nadie, estaría bien no perder de vista el color del barro de nuestros queridos valencianos. Que el foco mediático no olvide a quienes aún están en reconstrucción. Quienes se han quedado sin adornos ni hogar donde ponerlos. No basta con mirar hacia allí de reojo, con una pincelada. No nos podemos cansar. Pues ya se nota un agotamiento en la noticia, ya no vende, pero esto no va de ofertas. El barro mancha. Son más que entendibles las ganas de alegrías renovadas, pero, como dice el anuncio de la lotería, el verdadero regalo es compartirla, y aún queda. Sumemos colores que ojalá pronto sustituyan el lodo.
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