Complejidad necesaria

Nos gustaría que al pedir una tapa en el bar el camarero lo trajera masticando y lo regurgitara en el plato? Pues eso están haciendo con la información que nos sirven: regurgitarla irreconocible y tendenciosa sobre nuestro plato. Y la comemos sin rechistar. Preferimos una tapa bien masticada en boca ajena que hacer un esfuerzo por masticar por nosotros mismo. Pero si no masticamos la complejidad nos venderán el mundo que quieren. Ya lo hacen.

“Vienen a robarnos el trabajo”, eso es fácil de digerir, apela a nuestros sentimientos, es visceral, primario. Pero la vida de cualquier de esos chicos a los que acusamos de robarnos el trabajo desmiente, radicalmente, esa simpleza: llegan de países que, con frecuencia, están siendo esquilmados por nuestras empresas; hacen trabajos que nadie aquí quiere hacer, pese a la cualificación que muchos de ellos traen. Los necesitamos, pero los necesitamos arrinconados y sin derechos.

“Hay que acabar con el terrorismo”, y claro: nadie va a contestar eso. Pero si se mira más de cerca el mapa empezamos a entender que tal vez los terroristas están a ambos lados, como los ejércitos legítimos; o que las políticas de exterminio tienen más que ver con la geoestrategia y la industria armamentística que con los supuestos derechos de unos, nunca de otros. El que parece más legítimo resulta ser el más condenado por las organizaciones internacionales que vela por la legitimidad.

“Hay que defender las fronteras”, pero no sabemos bien de qué. Porque las fronteras están abiertas, para el capital y la inversión, para fichar niños, para exportar e importar, para llegar de turismo con nuestros euros. Para eso son perfectamente permeables. Ningún problema con eso. Pero los visados, en según qué dirección, son imposibles.

“El cambio climático es una mentira”, y detrás de eso arremeten contra la Agenda 20/30 y con todo lo que huela a Medio Ambiente o cosas verdes. Pero detrás de eso no hay ninguna información medianamente rigurosa, pese a que la mitad del discurso ambientalista sea ya puro y duro greenwasing, negocio otra vez, pero pretenciosamente verde.

Si no afrontamos la complejidad nos ofrecerán un mundo mascado y simple. Es incómodo, exige tiempo, maldita la gana que tenemos de leer y contrastar noticias, de buscar un poco más allá del titular o el clickbait, ni siquiera sabemos por dónde empezar a leer. Pero es eso o que otros mastiquen nuestra información.