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Hemos leído en la prensa (en la de papel, por supuesto) que Pedro Sánchez ha presentado un plan de regeneración democrática. Supongo que es una errata, como aquellas de La cárcel de papel, que publicaban en La Codorniz, un semanario humorístico que la generación Z no ha conocido. Y que esto ha sido como aquello del coño de Doña Ana, en vez del coto de Doñana. Porque lo que, en realidad, está gestando Pedro Sánchez es un plan de degeneración democrática. Hasta en el nombre se le ve el plumero. Pues sólo se puede regenerar lo que se ha degenerado antes. Y buscar degenerados no es propio de las democracias europeas, sino de dictaduras fascistas y comunistas. Pedro se regenera con el ejemplo de Begoña.
¿Y qué es degeneración democrática? Una democracia que cada vez se parece menos a la verdadera democracia y busca el intervencionismo del Gobierno en todo. El primer principio de los totalitarismos: el Estado soy yo. Y, para eso, amenaza la libertad democrática básica: la de expresión. Palo al que no piense lo mismo que él. Con la excusa de la calidad democrática y de la cantidad. Pues dice que afectará sólo a esos medios mentirosos que tienen más subvenciones que lectores. ¿Ahora resulta que Pedro también controlará los lectores? Habrá confundido el EGM con las encuestas del CIS a la carta de su colega Tezanos. Se supone que un medio no es mentiroso por tener pocos lectores, sino por mentir.
Degeneración democrática es gobernar con un bloque progresista que sólo se mantiene por intereses particulares, mientras hacen oposición al Gobierno que apoyan. Degeneración democrática es poner una línea roja a la extrema derecha y no ampliarla también a la extrema izquierda, los separatistas y los herederos de los terroristas. Degeneración democrática es saber que en todos los casos del Tribunal Constitucional ganarán los suyos por 7-5. Degeneración democrática es que el TC diga a la Audiencia que pongan otra sentencia, porque les parece excesiva, y eso se manipule para afirmar que los culpables son inocentes y que todo fue un montaje de quienes los denunciaron y la jueza que los sentenció.
Degeneración democrática es dar una financiación privilegiada a Cataluña a cambio de un puñado de votos para que gobiernen Pedro Sánchez y Salvador Illa. Degeneración democrática es calificar de fachas a los que defienden otras ideas y considerar progresista a Puigdemont. Degeneración democrática es él y su circunstancia.
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