Crónicas levantiscas
Juan M. Marqués Perales
Los que manejan el mundo
Allá por estas fechas de 1989 caía el Muro de Berlín y las timoratas actitudes de las democracias occidentales, dieron por finalizado el comunismo instalado en Europa Oriental. Nada más lejos de la realidad, pues los países afectados se integraron en los perfiles democráticos vigentes, pero el sustrato ideológico propio del comunismo radical, pasó a renovarse acogiendo banderas que las acomodadas opciones occidentales se dejaron arrebatar al olvidarse de los modos revolucionarios promovidos por Gramsci que confían en el control de la educación y la cultura como herramientas del cambio social. Así, mientras unos abanderaban en poco tiempo, la ecología, el cambio climático, el pensamiento universitario, … hasta llegar, hoy día, a la imposición de una censura indirecta por la vía de la corrección política y la cultura “woke”, el pensamiento occidental solo se orientaba a la gestión, las políticas monetarias, la macroeconomía, los mercados… mientras las gentes y los pueblos quedaban en segundo plano. A partir de ahí fue generándose una clara polarización política en la que un conservadurismo y liberalismo timoratos, llegan criticar y opacar a sus próximos menos complacientes con los nuevos movimientos del adversario, mientras los de enfrente levantan “muros ideológicos” sustentados en una autodenominación de “progresismo”, basado en no dar un paso atrás para frenar a los no complacientes con su demagogia, sus “cambios de opinión”, su manipulación informativa y su aparente victimización cuando se les ponen al descubierto las “costuras” de sus acciones.
Dicho esto, tenemos un claro ejemplo de plena actualidad. Y es que ese ente en decadencia que es la UE, y lo que vendrá cuando Trump gobierne, jugando con un pragmatismo equivocado, eche a la presión de la minoría socialdemócrata aceptando como Vicepresidenta a una persona cuya calificación no es que sea dudosa sino que obedece al perfil de su promotor al cargo, paradigma absoluto del Poder por el Poder.
Aquí queda demostrado todo lo dicho sobre los “muros” porque se acaba de caer el de frenar a la ultraderecha, pues una vez conseguido el Poder pretendido no me debo más que al interés de los míos.
Mientras, la mayoría conservadora y liberal, con militancia del experto que preside la Comisión, aceptan el “caballo de Troya” que el señor Sánchez ha introducido y ni siquiera el señor Weber, insultado y menospreciado por nuestro Presidente reacciona y no solo acuerda aceptar a la señora Ribera sino que se le plantan cautelas a los Comisarios de los grupos más conservadores.
¿Feijoó?, perdió un pulso casi definitivo que le pasará una alta factura mientras el derribo de su propio muro se convertirá en un éxito “sanchista” a coste mínimo. Ursulita se queda tranquila y Feijoó, puenteado por los suyos. ¿Qué hará?, poco o nada.
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