Un desayuno de película

30 de mayo 2024 - 00:30

Comenzó la huelga, por fin, de los que se encargan de preparar el desayuno en las series y películas que se ruedan por todo el mundo. Se han unido para luchar y pedir que no se les falte más al respeto, porque esto está pasando ya de castaño a oscuro; exigen el reconocimiento a su trabajo y esfuerzo. ¡Lo que se pone en el plato se come! El desayuno es la comida más importante del día, o eso dicen.

La huelga ha puesto en pie a millones de personas que trabajan en la industria del cine; se hacen llamar la Asociación del Desayuno Americano, que no del sueño, porque ya se ha comprobado que eso del sueño americano se convirtió en pesadilla hace muchos años.

¿Qué pasa con los desayunos en la televisión? Tortitas, tostadas, fruta, zumos, mantequilla y mermelada, puede que haya hasta cruasanes y el café, por supuesto, humeando, recién hecho.

Casi siempre hay una madre con delantal esperando a su prole para deleitarlos con estos manjares. Y de repente llega el adolescente corriendo, pilla una triste tostada de pan de molde, le pega un sorbo al zumo y sale corriendo porque va a perder el bus. Yo soy la madre y lo mato. Después me como todo lo que hay encima de la mesa. Pero, primero, lo mato.

También suele pasar que hay un comentario que no sienta bien al adolescente, por lo que sale cabreado dando un portazo, y la mermelada a medio camino del cuchillo al pan.

Yo no soy actriz por esto: no podría levantarme de la mesa sin terminarme el desayuno, me parece un acto de crueldad muy grave; cocinar para los demás es compartir y dar amor sin compromisos.

Supongo que existirá un kit de desayuno para rodajes, porque se está desperdiciando mucha comida y amor. El kit constaría de agua anaranjada, bollería de plástico brillante con efecto “recién hecho”, tostadas medio quemadas y cuencos monísimos de fruta troceada. Tortitas, por supuesto, con caramelo por encima y sirope de chocolate. Todo de plástico reciclado y materiales hipoalergénicos y biodegradables. Sólo habría una tostada de verdad, para el adolescente.

Esto supondría un avance y una ayuda inconmensurable para esas personas que se han dedicado a cocinar con todo su cariño y amor para ver después cómo nadie se come sus huevos revueltos; no saldrá en la gran pantalla, no podrá decir nunca a nadie “esos huevos eran míos, me salieron muy ricos”. Esto no quedará grabado, no pasará a la posteridad.

Después seguramente el grupo de hienas que componen el equipo se acercarán ávidas y comerán todo lo que haya encima de la mesa, sin agradecimientos ni reconocimiento al trabajo bien hecho.

No me quiero imaginar a esa persona exprimiendo naranjas cuando la toma se complica, que hay que repetirla setenta veces: setenta tostadas, setenta portazos, mochila para arriba y para abajo y la madre con la cara anestesiada por las muecas de sorpresa que exige el guion: esto no está pagado.

Las cosas no se hacen solas, hay gente invisible a tus ojos que hace que la vida sea un poquito mejor. Sé agradecido y cómete los huevos. Que tengas un feliz jueves.

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