Descuentos

Mi mente adulta o el devenir, hacen que vea otra pica más del consumismo feroz, de aglutinar por encima de la capacidad de nuestros armarios, y puede que de nuestros sueldos

Primer día de rebajas en un comercio en Huelva capital.
Primer día de rebajas en un comercio en Huelva capital. / Rafael García Rebollo

02 de julio 2024 - 16:55

Pues ya está aquí julio y nuestras redes sociales se llenan de memes con Julio Iglesias como protagonista en todas las actitudes imaginables. El futuro era esto. Pero, aparte de llenar nuestros teléfonos móviles de contenido que acabará en el contenedor digital de los desechos, el séptimo mes del calendario es (era) el pistoletazo de las rebajas de verano. Re-bajas. Ese prefijo reiterativo que promete los precios más-más bajos. Cuando era chaval esperaba estas fechas como el que iba a hacerse con dos duros con todo lo que podía imaginar. Y es que las rebajas ya tienen un punto más de nostalgia que de realidad. Ya no abren los telediarios con las aglomeraciones a las puertas de los comercios cuando arrancaban las ofertas, y los empujones y tirones por hacerse con una prenda deseada antes que cualquier otro competidor. Las rebajas eran un deporte atlético donde se mezclaban la velocidad, la astucia y la fuerza. Hoy se reduce al clickeo sedentario en un carrito virtual, y alguna prenda suelta en tienda. Antes te podías quedar sin un producto, sin una talla deseada; ahora llegará a lomos de una empresa de reparto. Por eso mis ojos se inundan de fotogramas pasados en Nuevas Galerías, Arcos, Simago, más tarde en Tiendas Corty, o en Continente, con descuentos del 20, 30, 40, 50 o 60%, con innumerables productos a 2x1 o 3x2, y yo buscando los cassettes, las camisetas, o los videojuegos anhelados. Las rebajas eran el tiempo de lo posible, de lo efímero en las manos. Un plus ultra de la microeconomía. Ese invisible hilo que unía el condicional a los sueños alcanzables.

Hoy no me parece lo mismo. Se ha diluido en promociones constantes, salpicados aquí y allá en el calendario: blue monday, black friday, días de oro, rebajas mid season, el mes de la tecnología, etcétera, etcétera y etcétera. Hoy no veo carteles en las calles anunciando a bombo y platillo las rebajas de verano, miro con envidia los buzones de bloques vecinos a donde ha llegado algo de publicidad. Mi mente adulta o el devenir, hacen que vea otra pica más del consumismo feroz, de aglutinar por encima de la capacidad de nuestros armarios, y puede que de nuestros sueldos. He perdido la capacidad de soñar con lo innecesario, y aún no soy capaz de calibrar lo que eso significa.

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