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Hoy es la fiesta de la Inmaculada, la patrona de España. El festivo laboral se ha trasladado a mañana en Andalucía, para que no lo pierdan las trabajadoras y los trabajadores. Tampoco se debería perder la memoria de este día, que es una de las glorias religiosas de España y de Andalucía en particular. La defensa que hizo el pueblo de la Inmaculada Concepción de la Virgen fue ejemplar, hasta que el Papa Pío IX proclamó el dogma en 1854. En Roma, el monumento de la Inmaculada está en la plaza de España. Y por eso cuando el Gobierno de Felipe González estuvo a punto de cargarse el festivo del 8 de diciembre, hubo otro movimiento, comandado por las hermandades y cofradías, que lo evitó. Y eso es lo que se celebra hoy, cuando el invierno se asoma por la puerta del calendario, en un día que es blanco y celeste, como la Inmaculada de Murillo.
El 8 de diciembre debería ser el Día de la Piedad Popular. Por lo que ocurrió en el pasado y por sus valores en el presente. En estos días se ha celebrado en Sevilla el Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular. Quedará para el recuerdo y para la reflexión la defensa de las devociones populares, que han elogiado eminentes cardenales y expertos, con la bendición del Papa Francisco. Un congreso que será rematado hoy con una procesión extraordinaria, en la que participarán ocho de las principales devociones de la provincia sevillana: la Virgen de los Reyes (patrona de Sevilla), Jesús del Gran Poder, la Virgen de Setefilla (patrona de Lora del Río), la Virgen de Valme (patrona de Dos Hermanas), la Virgen de Consolación (patrona de Utrera), el Cristo de la Expiración (Cachorro), la Esperanza de Triana y la Esperanza Macarena. Una procesión histórica que no es una magna más, como se dice, sino que es la clausura del congreso, con la que se expone el testimonio público de esa devoción.
¿Y qué es la piedad? Es lo que se llamaba religiosidad popular. La palabra piedad viene muy bien definida en el Diccionario de la Lengua Española. Aunque en la RAE hay académicos progresistas con sillón, en esto parece un devocionario. Dice así: “Virtud que inspira, por el amor a Dios, tierna devoción a las cosas santas, y, por el amor al prójimo, actos de amor y compasión”.
La piedad popular es un tesoro en el siglo XXI. Deberíamos valorar que si en el mundo existiera “más tierna devoción por las cosas santas”, y “más actos de amor y compasión”, es seguro que el mundo sería más justo, habría más paz y funcionaría mejor.
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