El catalejo
¿Que no hay impunidad?
La probabilidad de que me tocara la Lotería de Navidad era de 1 entre 10.000 o menor aún, porque iba a medias con mi madre. Llevábamos sólo un décimo, así que he perdido 10 euros. Si me comparo con mi amiga Cristina he sido afortunada: ella se gastó 120 euros, llevaba 6 décimos y no le ha tocado ninguno. Quizás le compense, esa ilusión que lleva meses alimentando, soñando que le tocaba y haciendo planes de qué es lo que iba a hacer con el dinero. Yo prefiero hacer planes con esos 120 euros, son sueños más realistas.
Seré una aguafiestas, una incrédula o una escéptica pero es ley de vida: es más probable que me parta un rayo a que me toque la Lotería. Prefiero ilusionarme con una galleta de la fortuna, a lo mejor me previene de que no ande por páramos en plena tormenta, por lo de los rayos. Ya podían haber avisado a Roy Sullivan que tiene el récord Guinness por ser la persona que más veces llegó a ser alcanzado por un rayo: ¡siete! Sí, lo has leído bien: era guardabosques de un parque nacional en Estados Unidos y sufrió siete impactos directos de rayos; aún así sobrevivió a todos. No se sabe si jugaba a la lotería, pero sí que era un tipo muy corriente, lleno de energía positiva y siempre dispuesto a echar un cable si alguien necesitaba ayuda.
Algo que me encanta de estas fechas son todas las noticias que rodean al sorteo de la Lotería: “Todos en mi oficina compraron un décimo y yo no”; “mi amigo se ha fugado con la mitad del premio, dice que no se lo pagué”; “perdí el bolso en la estación de metro con los décimos en la cartera”; “a mi mujer le ha tocado el Gordo: me divorcié de ella hace un mes”; “me tocó el Gordo hace dos años: estoy en la ruina, no soy capaz de vender el barco y no puedo coger el coche porque gasta mucho”; “mi hermana no me coge el teléfono, ella tiene el décimo”...
Pues sí, son ese tipo de noticias de las que nadie quiere ser protagonista; historias reales de personas a las que la vida les ha echado un pulso. También hay historias bonitas, pero esas me dan más igual, prefiero las otras, las tristes y desgarradoras, las que sacan lo peor del ser humano y de las que puedes aprender alguna lección: compra siempre un décimo del trabajo; no lo compartas con nadie; si te gustan los barcos, mejor los alquilas, y si te compras un coche, que no sea de alta gama, no vaya a ser que no tengas dos dedos de frente para gestionar tanto dinero. Aunque también les pasa a los más listos: es una cuestión de educación financiera y visión a largo plazo: eso dicen los expertos.
No es una buena manera de terminar el año ni de empezarlo si te ves envuelto en alguna de estas historias. Da gracias a la Vírgen de los Desamparados porque no te haya tocado ni un reintegro; Diosito, déjame como estoy, no vaya a ser que pierda un amigo, a una hermana o que no pueda llenar el tanque del Jaguar. Ahora ve y compra para el sorteo del Niño.
¡Felices fiestas!
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