El balcón
Ignacio Martínez
Los hooligans no se dan por aludidos
Debo reconocer cierto desconcierto personal con el discurso del Rey de este año. Lo digo porque aparte de reiterar algunos conceptos, como la ejemplaridad, formulados a lo largo de los diez años de reinado, sabiendo que de la Zarzuela no sale un texto político como este discurso sin el visto bueno de Moncloa, resulta contradictorio -¿y cuando no?- que el “sanchismo” oficial se manifieste aceptando como “necesario que el ruido cese y podamos hacer frente a los problemas de la ciudadanía”. Es decir, suscriben lo que no practican desde que el Presidente anunció el “muro” excluyente de todo aquello que signifique la más elemental diferencia de criterio con los postulados presidenciales que lo convierten en algo más que adversario ideológico.
Y es que tanto a él como a su camarilla de asociados, tal malos discípulos aventajados y disciplinados de ZP: “nos interesa la crispación”, diría a Iñaki Gabilondo. De ahí, que no les interese el sosiego implícitamente aceptado por la Presidenta del PSOE y se genere la contradicción, al principio citada, y que convierte en utópicas las llamadas de atención del Rey, sus apelaciones necesarias y reiteradas de búsqueda del bien común desde el consenso, la unidad y la solidaridad, siendo conscientes y convencidos de que el respeto a quienes piensan diferente es pluralismo político, en consecuencia, democracia y por extensión, vía para el alcance de ese objetivo demandado por el Rey para el bien de todos.
Naturalmente, a quienes les interesa la crispación el discurso navideño desde la Zarzuela, les da una oportunidad de expresar, desde la predisposición, una respuesta al mismo que podríamos incluso adivinar antes de que fuera expuesto, dado que ni les interesan los contenidos ni quien las pronuncia porque ellos, asociados ¿”progres”? e independentistas son representantes de la antipolítica y, en nuestro caso, el sistema constitucional que le sostiene aunque, obviamente, no reniegan a vivir de él, los unos y los otros, continúan anclados en el discurso de Octubre de 2017 o en la “idílica” concepción de la Constitución como interpretan y se quejan los muy “progresistas” del PNV.
Llamativos los silencios de VOX y Bildu ¿el que calla otorga?, cosa que dudo a pesar de que sus razones sean radicalmente diferentes.
Por fin, emotivo el recordatorio a la tragedia de la DANA, poniendo en claro que la misma ha puesto en evidencia, lo que interpreto como una descalificación demostrativa de la ineficacia frente a la emergencia de la Administraciones, que sus llamadas de atención no puede caer en “saco roto” porque el bien común ha de ser prioritario entre los objetivos de la acción política.
No, no me olvido del PP, que en su línea habitual e histórica, se manifiesta con la corrección política debida aceptando el texto real, solo que no se contradice en su aceptación como hace el “superior” de Moncloa.
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