Discursos y sermones

Quousque tandem

24 de febrero 2025 - 03:07

Lllevo días fascinado ante las reacciones adolescentes provocadas por el discurso del vicepresidente estadounidense en Múnich. La alocución de Mr. Vance, un sermón de catequista iluminado construido sobre anécdotas cuidadosamente elegidas que querían ejercer de categoría pero que no eran en su mayoría más que medias verdades cuando no falsedades evidentes, ha levantado pasiones entre el patrioterismo europeo fervientemente trumpista. Debo reconocer su habilidad en destacar u ocultar hechos y afirmar o negar la realidad a capricho para armar un discurso que resulte impresionante para los partidarios y sencillamente intrascendente para quienes, tras leerlo pertrechados de lápiz y papel, lo encontramos sin duda provocador, pero en absoluto relevante.

Compararlo siquiera, como he leído reiteradamente, con los memorables discursos de Berlín de los presidentes Kennedy –Ich bin ein Berliner– y Reagan –Señor Gorbachov, ¡derribe este muro!– sólo demuestra lo bajo que está el listón de la excelencia. Tanto que se empieza a excavar para situar el nivel.

Sería divertido escuchar a Mr. Vance definir al presidente Trump como el «nuevo sheriff en la ciudad» si no fuera porque su estrategia de negociar los equilibrios geopolíticos, necesarios para dotar al mundo de cierta solidez y seguridad, como un tratante de ganado en una feria ni parece muy inteligente, ni genera sosiego a ningún lado del Atlántico. Su alegato a favor de la democracia y la libertad de expresión queda un tanto salpicado por el vergonzoso asalto al Capitolio de 2021, las inadmisibles formas del presidente con la prensa o sus manifestaciones de optar a un tercer mandato, algo expresamente prohibido por la Constitución estadounidense. Siempre es recomendable aconsejar desde el ejemplo para no acabar siendo tildado de fariseo. Porque la libertad ha de ser de todos y para todos y no sólo para los propios cómo suelen gustar los autócratas.

Que Europa requiere reformas es evidente. Sin duda es necesario reducir la excesiva regulación, liberalizar mercados y abandonar los complejos para devolver al continente a una senda de crecimiento sostenido. Debemos avanzar políticamente en integración y cohesión sin olvidar que la UE es el fruto de un compleja suma de naciones tan ricas en historia como en violentos enfrentamientos comunes. Pero si Europa fue capaz de edificar casi un siglo de paz sobre los escombros de la II Guerra Mundial, no veo por qué no va a serlo de resurgir de nuevo como el faro incuestionable de la democracia liberal

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