Mi exceso de hierro y las grietas del SAS

La primera grieta es lo de la urgencia: ¿con qué criterio médico sabremos si nuestro problema es urgente o no? ¿Lo buscamos en Google?

Mi exceso de hierro y las grietas en el SAS
Mi exceso de hierro y las grietas en el SAS

22 de enero 2025 - 03:06

A mi amigo Vicente lo llevo echando de menos mucho tiempo por muchas cosas, pero tengo la suerte de tener al menos una ocasión diaria para recordarlo, y de hacerlo además con una sonrisa, lo que, al fin y al cabo, es una forma muy bonita de traerlo de vuelta. Vicente tenía la habilidad de contar con la frase perfecta para casi todo. Era un maestro en soltar frases geniales que escondían en cuatro palabras la sabiduría de tratados enteros de ciencia o filosofía. Es verdad que algunas eran especialmente escatológicas, pero eso las hacía más divertidas y también más verdaderas. De una de esas, una que tenía sobre las lentejas y tal, ando acordándome mucho últimamente, porque resulta que tengo mucho hierro. La ferritina alta, pone aquí en la analítica, que así leído parece que no es nada pero si le pones un asterisco ya empieza a dar miedo, y como lo busques en Google te mueres del susto. (Apúntense, ya que estamos, como consejo que por nada del mundo busquen por internet nada relacionado con la salud, porque siempre acabarán en lo mismo. Ya puedes tener una uña rota que un orzuelo, que como te dé por guguearlo verás que todo es que te mueres, y, oigan, por mucho que uno haya estudiado y tal, al final te da cosa la cosa y te ves obligado a pedir cita para el médico de cabecera, no sea que).

En esas ando yo ahora. Esperando a que me vea mi médico, no sea que me esté muriendo y no lo sepa, aunque supongo que no, porque aquí sigo, sano y salvo a pesar de que pedí la cita hace ya dos meses, que si llega a ser esto algo gordo de verdad, ya estaría fiambre, digo yo. Eso de esperar tanto se va a acabar. Dice la Junta que, a partir de la semana que viene, en 72 horas como mucho recibiremos atención médica. La idea del SAS es priorizar la petición de citas a distancia, ya sea online o telefónica, en detrimento de las que se dan en mostrador, que se reducirán a un 7%. Según la Junta, la clave está en el nivel de urgencia que tenga uno. Si el problema en cuestión “no es una urgencia médica”, explican, ni te acerques al centro de salud. Te despatarras en el sofá, abres la app y, si no hay cita a quince días vista, bastará con rellenar un formulario y en menos de tres, chas, telemédico al aparato.

Así visto, el plan parece cojonudo, pero en cuanto hurgas un poco se le empiezan a ver las grietas. La primera, lo de la urgencia: ¿con qué criterio médico sabremos si nuestro problema es urgente o no? Porque si nos basamos en lo que nos encontremos en Google, preveo colas hasta la churrería del Patrón, e imagínense: las dos colas fundidas en una. El segundo problema es aún más raro: si, después de todo, decido que lo mío no es urgente y me tiro a la piscina de la telecita, ¿cómo demonios me va a auscultar el médico, o cómo me hará lo del martillito en la rodilla? ¿por video llamada? ¿Con realidad virtual? Y, ya que estamos, una cuestión aún más inquietante, ¿cómo sé que de verdad me está llamando un médico, y no algún teleoperador como los de Vodafone? Por si acaso, yo de momento me quedo con mi cita para lo de la ferritina. Puede que tarde dos meses, pero mientras llega y no siempre puedo ir rezando para que, como decía mi amigo Vicente, con tanto hierro no acabe cagando un candao.

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