La Feria del hijo de Bernard

Con el recinto ferial ya preparado, nos encontramos a escasos días de cumplirse un año de aquella borrasca Bernard, la cual nos sorprendió a todos, además de arrebatarnos aquel icono de nuestra Huelva de siempre, como era nuestra emblemática y centenaria Palmera. De tal tremendo varapalo nos consolamos hoy día con el vaivén de una palmera benjamina, que apunta maneras y que sólo el tiempo dirá si es digna sucesora de aquel icono.

Casi un año de aquello, y de nuevo los onubenses estamos a punto de recibir otro nuevo golpe bajo, a costa también de una nueva borrasca. Pues me consta que había bastante ilusión en esta nueva edición de esta feria made in Pili, que prometía consolidarse y hacerla tan nuestra en un corto espacio de tiempo.

Una alerta meteorológica de aviso naranja, con fuertes rachas de viento y agua, hace presagiar que tendremos que aceptar la decisión, y realizar un ejercicio de responsabilidad, aunque nos duela, quedándonos en casa.

Como si de un nuevo confinamiento se tratase, cada uno desde el salon de sus casas, vía Skype, disfrutaremos de la Feria del Caballo pese a que ni tengas caballo ni afición por lo ecuestre ni nada de nada. Por verle el lado bueno a esto, la cama, en caso de papa gorda, la tenemos a mano.

Los que de verdad se habrán alegrado habrán sido los de la Patrulla Canina. Sí, esos policías locales que en su día aprobaron una oposición y hoy día tienen asignada una delicada misión. Sin su habitual uniforme, pues patrullan a pie de paisano, se les ha encomendado desde el Consistorio hacer cumplir las ordenanzas municipales y multar a todo aquel que no recoja los excrementos de sus perritos y que tampoco rocíen con una solución desinfectante tras orinar sus mascotas.

Decía aquello de alegrarse pues, una vez puestos, quizás le hubieran encomendado nuevas funciones como, además de multar a los propietarios de los caninos, sancionar también a todo aquel jinete que su caballo defecara en la vía pública y no lo recogiera.

En fin, esta semana lo veo todo muy negro y trágico. El temporal, el Recre, ese AVE que parece que por fin se acerca pero de lo que uno nunca se fía… y para colmo, y por si fuera poco, los huesos de nuestro almirante don Cristóbal Colón están en… ¿dónde creen ustedes? Pues sí, allí. ¡Cómo no! [Léase con gracia y sin acritud].¿Que será lo próximo, Huelva?