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Huelva/LA ola de solidaridad que ha generado la catástrofe de Valencia nos está dejando muchos héroes anónimos en toda España. También en Huelva, donde el trabajo de los bomberos del Consorcio Provincial y de la capital es muy reconocido, como el de colectivos e instituciones, y personas particulares, que se han volcado totalmente, sensibilizados con los damnificados y con el único propósito de aportar.
Uno de estos protagonistas desconocidos, símbolos de la generosidad extendida en todo el país, es Eva María Asencio. Con ella habló este lunes nuestra compañera María Fernández, a la que explicó que un sobrino suyo está entre los afectados por la DANA en la región levantina. Fue el motivo por el que tuvo la iniciativa de recoger en su barriada, la de Pérez Cubillas, material de primera necesidad para enviar a la zona afectada. Y con lágrimas en los ojos contó cómo sus vecinos no han dudado al contribuir a su particular cuestación “dando lo que no tienen”; entre ellos, “viejitos sin paga y niños sin juguetes”.
Después de 50 años viviendo en la barriada, Eva María asegura que conoce la situación en la que viven casi todos sus vecinos, generalmente “con muy pocos recursos”. “He visto llegar a personas que verdaderamente no tienen ni para ellas”, decía de las donaciones llevadas al almacén de las pistas deportivas municipales.
“Ver eso te parte el corazón. Es triste”, añadía, “pero a la vez esperanzador”. Esperanza en las personas y especialmente en las que nos rodean, también entre los considerados barrios más deprimidos; toda un lección de altruismo auténtico, y sin pretenderlo.
La solidaridad total de los vecinos de Pérez Cubillas da ejemplo a todos los onubenses
Hace dos años y medio, en mayo de 2022, los colectivos que forman parte del Plan Integral Distrito 5 organizaron una jornada para debatir y articular mecanismos con los que se pueda trasladar, a través de los medios de comunicación, una imagen positiva, en este caso, de las barriadas de El Torrejón y La Hispanidad. Se quejaban entonces de que lo que se proyectaba de estos dos núcleos estaba asociado con frecuencia a delincuencia y marginalidad, muy lejos, aseguraban, de lo que representa a la gran mayoría de su gente.
Apostaban por “dar un giro” y por estudiar de qué manera llevar a la opinión pública “facetas positivas” de sus barriadas, como la solidaridad, la convivencia, la integración y el asociacionismo. Y demostrar así que allí vive, de forma mayoritaria, “gente buena”, humilde, obrera, que queda marcada irremediablemente por sucesos violentos y actividades ilícitas que sólo les rozan por mera proximidad.
No han ayudado muchos los acontecimientos que se viven desde septiembre. La muerte de una persona a tiros en El Torrejón ha desencadenado desde entonces una oleada de sucesos que han puesto en alerta a los vecinos y al resto de la ciudad. Varios tiroteos posteriores con armas automáticas y la aparición de armamento de combate, con granadas de mano, junto a las explosiones e incendios en un edificio del vecindario, han alterado la tranquilidad vecinal en El Torrejón. El gran operativo realizado por más de 200 agentes de la Policía Nacional y una espectacular detención previa en Gijón del principal sospechoso de la muerte de septiembre fueron la guinda.
La atención nacional se ha vuelto a centrar en El Torrejón con sucesos más propios de otros países. Poco margen dejan a “lo bueno”, mientras contribuyen a hacer más notable la faceta negra, esas “noticias negativas” que hace dos años querían contrarrestar desde el barrio con la proyección de “ideas y cosas positivas”, que las hay también “y muchas”.
La zambomba de El Torrejón no se hará este año en el barrio por los últimos sucesos
En las respuestas a un cuestionario realizado entre 177 personas residentes en el Distrito 5 de Huelva para aquella jornada de 2022 se señalaba la inseguridad y el abandono como los dos principales problemas que tenían El Torrejón y La Hispanidad sobre la imagen externa que se transmite de ellas. Se aportaron esos datos reconociendo también que hay en ello una corresponsabilidad de todas las partes, fueran los propios vecinos como los medios de comunicación, las administraciones públicas y los vecinos. Fue una reflexión interna sobre lo que se enfrentan a diario para salvar esa barrera que les aleja del resto de la ciudad.
Estas navidades no va a haber zambomba flamenca en las calles de El Torrejón. Estos últimos años se ha consolidado como un acontecimiento de encuentro en la ciudad en plenas fiestas, y no solo para los aficionados al cante y el baile. Ese momento de apertura y acercamiento en la barriada, como se pretende hacer todo el año, es perfecto para derribar ese muro levantado con prejuicios. Y ahora ha chocado frontalmente con lo sufrido todas estas semanas atrás.
La decisión se ha tomado para evitar riesgos y no comprometer a los vecinos ni a quienes acuden desde distintos puntos de la ciudad para participar en esa noche mágica de flamenco y feliz hermandad. Esa iniciativa que tiende un puente entre un vecindario con “una mayoría de gente buena”, como dicen ellos mismos, queda ahora desplazada a otro lugar a causa de los hechos provocados por “una minoría” del barrio. Justo lo contrario que se pretendía. Y aunque se celebrará con los mismos protagonistas en otro punto de Huelva, ya no será lo mismo estas navidades porque se perderá la esencia del lugar y de unos vecinos que luchan por desprenderse de estigmas y etiquetas.
Hace más de una semana que no ha trascendido ningún otro suceso más en El Torrejón. La catástrofe de Valencia ha eclipsado todo lo demás en España y ha hecho florecer la solidaridad y los buenos instintos en todos los rincones, también en los más humildes. Ahora parecen aparentemente superadas las acciones que han agitado al resto de habitantes de la barriada Alcalde Diego Sayago, como realmente se llama y a cuyo nombre, más “limpio”, apelan para desprenderse de la marca de El Torrejón, que lleva asociada “lo peor” del lugar. La “gente buena”, que decían, está ganando a “los otros”. Y aunque los núcleos con menos recursos puedan asociarse en algunos casos con delincuencia y marginalidad, no es justo que toda su gente quede marcada, ocultando lo mucho bueno que hay. La solidaridad de la gente de Pérez Cubillas, la alegría de la del Torrejón son una muestra de ello. No deben pagar justos por pecadores y así lo debemos reconocer.
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