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Javier Ronchel
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10.457 personas perdieron la vida en las rutas de acceso a España durante el año que cerramos ahora, casi un 60% más que en 2023, aproximadamente unas 30 personas al día, de las que 1.538 eran niñas o niños. La mayoría de estas víctimas se produjeron en la Ruta Canaria, la más peligrosa, pero la más concurrida debido a las restricciones.
Son datos de Caminando Fronteras, organización que lleva varios años monitoreando las fronteras con los objetivos de defender los Derechos Humanos, denunciar las violencias y acompañar a las víctimas -y sus familiares- en la Frontera Occidental Euroafricana. Son datos de un desastre que, por sus dimensiones, sólo podemos comparar con cualquiera de las guerras abiertas en el mundo. Sólo este frente de la guerra contra las personas migrantes -que tratan de llegar al Norte Global huyendo de la miseria, las dictaduras o las guerras del Sur Global- la situaría en sexta posición en el ranking de víctimas por las guerras abiertas durante 2024. Y ese ranking es ya, de por sí, demencial. Pero es que a este frente habría que añadir el de otras fronteras entre ese Occidente rico, que pretende convertirse en una fortaleza, y el resto del mundo: la frontera de México con los Estados Unidos de América, la frontera oriental de Europa, el resto del Mediterráneo y las propias peligrosísimas rutas que llevan a ellas, atravesando desiertos y zonas donde el riesgo de muerte es muy elevado, se llevan por delante la vida de miles de personas al año.
El hecho de que no haya bombas ni disparos no implica que no haya una voluntad deliberada de hacer la guerra al migrante, aunque los métodos que usemos para ello sean más “pasivos”: vallas, concertinas, patrulleras, acuerdos bilaterales… que buscan frenar la llegada de personas a territorio europeo, a través de esa tecnología militar llamada Frontex, estos son la causa de estas muertes y no algún fenómeno meteorológico adverso, como a veces parece pensarse.
Nos llevamos las manos a la cabeza con las salidas de tono de la primera ministra italiana, pero lo cierto es que el “gobierno más progresista de la historia” no ha hecho nada por cambiar esta política asesina y sí por reforzar esos sibilinos “mecanismos de control fronterizo” que conducen a esta tragedia y, por supuesto, no tocó las causas profundas que conducen a esta situación: el 2024 se saldó con otros tristes récords: guerras, desigualdades...
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