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HOY vivimos un momento histórico y tenemos en nuestras manos una oportunidad única, y tal vez irrepetible, para hacer avanzar este proyecto reclamando a los gobiernos de Portugal y España, y de la Unión Europea, los fondos necesarios para hacerlo” .
El alcalde de Faro, capital del Algarve portugués, se refería así el martes a esa aspiración de crear una línea de alta velocidad ferroviaria entre su ciudad, Huelva y Sevilla. Lo hizo Rogério Bacalhau en la capital onubense, en una cumbre municipal entre las tres ciudades hispanolusas para reclamar esa conexión de tren considerada fundamental por todos –también por las regiones de Algarve y Andalucía– para su desarrollo económico y social.
“Vamos a luchar por esto, conscientes de que el proyecto de conexión de alta velocidad de Faro a Huelva y Sevilla va a contribuir para nuestro futuro y para el desarrollo económico, social y ambiental de la Eurorregión, así como de la cohesión de nuestros territorios con el resto de la Península y de Europa”, remarcaba el regidor portugués.
No es habitual que se den este tipo de reuniones entre dirigentes de capitales de dos países. Tampoco que lo hagan para reclamar un bien común, con la firma, en este caso, de un manifiesto que pretenden hacer extensivo a otras administraciones, instituciones, entidades y colectivos a ambos lados de la frontera. El objetivo es que la demanda cobre más fuerza en su traslado a los respectivos gobiernos de Portugal y España, y que estos lo eleven a la Unión Europea como impulsora y promotora de la red de transportes global continental. ¿Es una demanda vaga, sin fundamento? ¿Quizá un capricho? Ni mucho menos. Y lo dejaron claro esta semana los tres alcaldes, con una elocuencia particular por parte del de Faro.
Por supuesto se habló de los “antiguos y estrechos lazos afectivos, históricos y comerciales” entre Algarve y Andalucía, que aspiran, con unidad, a reforzar cada vez más sus relaciones y su cooperación transfronteriza para “reafirmarse en el panorama económico europeo”.
Hablaba el representante portugués de dos regiones con una gran actividad turística, las principales en sus respectivos países, con un flujo de viajeros, también entre ellos, evidente, y una presión cada vez mayor sobre las propias infraestructuras de transporte. El incremento de tránsito que soportan ha llevado, sólo al Algarve, a ser la región que más PIB aporta en Portugal, junto a Lisboa; y a Andalucía, como también ha recordado más de una vez el presidente Juanma Moreno, a un crecimiento económico al alza, que apunta a ser mucho mayor con el desarrollo de la industria energética que se está implantando precisamente en Huelva, como también destacó el martes la alcaldesa Pilar Miranda.
“El proyecto de una línea que enlace Faro a Huelva y Sevilla es verdaderamente estructural para las regiones de Algarve y Andalucía”, insistió el alcalde de Faro. “Y está lejos de ser una respuesta dirigida a los visitantes de ambos países y al turismo”.
Rogério Bacalhau defendió en Huelva que “la creación de un corredor ferroviario atlántico que coloque la Línea del Sur en comunicación con el resto de la arquitectura ferroviaria española, además de permitir la movilidad eficiente y rápida de pasajeros y mercancías, puede fomentar la cohesión territorial y el desarrollo social y el económico regional y transfronterizo, y puede también cambiar la cara de nuestras regiones. Ésta es una inversión en nuestro futuro”, subrayó Bacalhau.
Futuro. El futuro de estos territorios, andaluz y algarvio, pasa por esa línea ferroviaria de alta velocidad, pero no con una visión simplista, reducida a unas vías y un tipo de tren, sino al potencial que concede una infraestructura de comunicación de primer nivel a dos regiones y sus ciudades con gran movimiento de personas, potencias turísticas y con unas enormes expectativas de crecimiento económico por otros sectores, como la industria.
Las claves están muy bien definidas por nuestro aliado portugués, que está convencido especialmente de que se trata de una inversión clave para el desarrollo de ambas regiones al sur del sur de Europa, en una esquina de España y Portugal. En la periferia de la periferia. Donde hay que actuar ya y hacer todo lo posible para no estancarse y quedar aún más olvidadas en sus respectivos países, mientras el resto de Europa avanza, aunque sin dejar de mirar al sur cuando quiere sol y playas como fuente de turismo, de energía industrial y riqueza económica.
La coherencia para ese escenario futuro dibujado en ambas regiones no debe ser pasado por alto en la Unión Europea, y mucho menos por los gobiernos de España y Portugal. Y por más que uno esté pendiente de elecciones y otro tenga múltiples frentes abiertos sin asegurarse la estabilidad, el tiempo apremia y éste, nunca mejor dicho, es un tren que no debe perderse. Se evitarán así lamentos en Faro, en Huelva y en Sevilla, como en Madrid y en Lisboa. Incluso en Bruselas y Estrasburgo.
Ya los empresarios abanderaron una acción similar en demanda del AVE transfronterizo entre Andalucía y Algarve pero ahora toca un nuevo impulso desde la Administración local, con las tres ciudades que deben liderar la apuesta por esta infraestructura. La del martes fue la primera Cumbre por la Alta Velocidad Ferroviaria, como se le llamó. Y ya se ha anunciado una segunda a celebrar en Sevilla, la más fuerte de las tres, y que se ha implicado desde un primer momento, sabedora de las puertas que se abren también hacia Portugal, en una expansión económica natural para toda Andalucía, no sólo Huelva.
Pero en esta nueva alianza, asegurada la principal y más fuerte reivindicación de lado onubense con la alcaldesa Pilar Miranda, toma un gran valor el discurso que llega desde Faro. Allí su alcalde entiende que, en pleno desarrollo de la red ferroviaria portuguesa de alta velocidad, no todo pasa por conectarse con su capital, Lisboa, sino por expandirse hacia España por Huelva y Andalucía. Esa es su salida también natural hacia Europa, más allá de su aeropuerto en expansión, y hacia un vecino con el que comparte sinergias que deben aportar mucho al crecimiento de ambos en los próximos años. Hay que aprovecharlo.
Los trámites hacia la definición de la Red Transeuropea de Transportes no son muy favorables y a falta de una votación final, el AVE algarvio-andaluz sigue estando en la cola, en ese lejano horizonte de 2050. Por eso, lo que ahora se trabaje y la intensidad con que se luche, permitirá a los dos territorios avanzar hacia ese futuro que ambos no deben entender si no lo alcanzan cogidos de la mano. Y a bordo de un tren.
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