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Rafael Sánchez Saus
Una nada ejemplar Europa
El Santuario de la Cinta ha vuelto a sentir una brisa colombina llena de historia y de devoción popular. Con el comienzo de marzo, los onubenses, a través de su Sociedad más marinera, se acercan cada año a tan querido y devoto lugar para testificar una presencia y una promesa que en la persona de Cristóbal Colón se hizo realidad un día como los de ahora pero en el año mil cuatrocientos noventa y tres.
La celebración del Voto hecho por el Descubridor de América a la vuelta de su primer viaje, marca y deja fijo en los anales de la Historia su estancia en nuestra ciudad, entonces Villa, ante el altar de la llamada Santa María de la Cinta, y con ello el protagonismo de Huelva en tan relevante acontecimiento para el mundo entonces conocido.
Los más antiguos historiadores onubenses cuentan la realización del voto colombino, pero faltaba algo para su difusión y cumplimiento por parte de los devotos onubenses. Se carecía de una ceremonia digna, solemne y amparada por la presencia más relevante de los hombres de la mar.
Recuerdo una mañana al comienzo de 1969, en que siempre preocupado con las cosas de la Sociedad Colombina, tomé la decisión de dar cuerpo a una idea sentida muy dentro de mi devoción a nuestra Patrona. Mis primeros contactos fueron con la Hermandad de la Cinta, de forma particular con mi siempre recordado amigo Francisco Vázquez Carrasco, Hermano Mayor y presidente de la Junta de Gobierno, además de cintero como pocos en su generosidad, entrega a Huelva y amor a su Patrona, a quien expuse el proyecto de una ceremonia y celebración de la Eucaristía, con participación del Obispo y de la autoridad de Marina. Curro y la Junta de Gobierno acogieron con entusiasmo la idea y me puse a escribir el guión de la ceremonia.
A continuación, con mi sentida vocación marinera, tomé contacto con el Comandante Marina de Huelva, Carlos Martínez Valverde, hombre de grandes valores profesionales y entusiasta del conocimiento y difusión de toda la historia relacionada con la mar, en el trascurso de nuestra amplia proyección naval española. La idea le encantó y debo señalar que su apoyo y autoridad fueron fundamentales para el desarrollo de aquella idea.
Sólo me quedaba contactar con el prior del Monasterio de la Rábida, figura imprescindible para nosotros dentro de nuestra Real Sociedad Colombina. La entrega y el cariño de Fray Leonardo Fuerte, hizo lo demás. La Comunidad franciscana nos dio su experiencia marcando la liturgia y su total colaboración.
Y llegando el 3 de marzo, la fecha del Voto hecho por Colón a bordo de la Carabela Niña, Huelva comenzó a celebrar públicamente, en el Santuario, el tradicional recuerdo en Rememoración del Voto, y dar gracias por el feliz regreso de los marineros descubridores en el amor y devoción a la Virgen Patrona de la ciudad, nuestra eterna Santa María de la Cinta.
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