Incógnitas y euforias

13 de julio 2024 - 03:07

En estos últimos tiempos se están produciendo situaciones generadoras de sensaciones que hacen atisbar complicaciones futuras, a las que hay que sumar los problemas ya existentes y que a mi juicio, son producto del tacticismo inherente a la mediocridad y falta de liderazgos sólidos en las democracias occidentales.

Digo esto porque si analizamos, someramente, la segunda vuelta electoral en Francia, comprobaremos la ligereza y relativismo de Macron que pretendiendo cerrar el paso a la ultraderechista Le Pen, se ha encontrado con el “insumiso” radical de izquierdas, Mélenchon que coincide programáticamente en un alto porcentaje con su rival de la extrema derecha: antieuropeísmo; antisemitísmo; soberanismo y populismo, con lo que se demuestra que el macronismo no tenía ni idea del poco arraigo que tenía y, además, la amenaza de los desequilibrios en la UE, probablemente, se hayan agudizado.

Una UE que tiembla ante el avance de los populismos, el dominio del nihilismo y la mentira que se traducen en obstáculos para la igualdad y rebajas en la libertad con la correspondiente pérdida de identidad y peligro para principios básicos como: cooperación; solidaridad y mercado único… Queda pues, claro que en la próxima legislatura o se reconduce esta situación y se ralentiza, escuchando a los afectados, la famosa agenda 20230 o la UE quedará al borde del fracaso, por las “incógnitas” no resueltas.

Mientras, nosotros, “España es diferente”, nos vemos en la cola de colaboración con la OTAN, no solo económica sino ideológicamente también. La “derecha torpe”, se pelea por un tema de extrema gravedad y se presta al juego tramposo del Gobierno que no plantea un plan a medio y largo plazo, con las pertinentes exigencias a la UE de apoyo y soluciones al problema de la inmigración de origen. En el Parlamento de Andalucía, bajo la sombrilla, de las “decisiones” del TC, hay que suspender la sesión porque el PSOE ahora, no acepta el “gran fraude” (Grillán, dixit) y todo fue una conspiración de la derecha que, curiosamente, no tuvo poder alguno durante siete lustros.

Y decía lo de diferentes porque lo nuestro es la “euforia” por el momento futbolístico. Sin embargo, somos tan radicales en las instancias políticas, no a nivel popular, donde la alegría esperemos se vea culminada el domingo ganando a Inglaterra -ahí, el vuelco electoral les abre nuevas expectativas- y demostrando nuestra superioridad futbolística. No hay por qué pasar de ahí y olvidarnos de ideologizar los goles porque la alegría popular no lo necesita y, en todo caso, aún con lo expresado, habrá quien se convierta en vencedor aunque no se vista de corto.

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