Crónicas levantiscas
Juan M. Marqués Perales
Los que manejan el mundo
Al igual que el otro día no encontraba las palabras para definir la tragedia que estábamos contemplando, casi en tiempo real, hoy me basta con solamente dos que engloban todo el nefasto sentido de la gestión política de un fenómeno meteorológico previsible y, por tanto, evitable o cuando menos controlable en los aspectos de seguridad y protección de los ciudadanos en riesgo altísimo de perder sus bienes y lo peor, la propia vida.
Esas dos palabras son: incompetencia y perversión.
Incompetencia manifiesta en un gobierno autonómico, superado por los acontecimientos, falto de reflejos, decisión, acobardado y, quizás, equivocado imperdonablemente en sus propio recursos y aparentando una teórica confianza en unas capacidades que notoriamente carecía, al tiempo que las pocas que realmente tenía tampoco supo utilizarlas adecuadamente, ni en tiempo ni en forma. Realmente, cuando se dieron cuenta de la auténtica dimensión trágica de la situación quedaron noqueados y, como el boxeador sonado, pasó a defenderse agarrándose a un contrario que lo reducía esperando que cayese, entre otras cosas porque no surgiera “una contra”, de las que era consciente, y el noqueado fuera él, que no quería más que huir de ese territorio de combate.
En fin, incompetencia manifiesta personalizada en un Presidente superado en su propia mediocridad.
Perversión, en quién -como acabo de expresar- huía del trance y lo hizo no solo irresponsablemente sino físicamente cuando comprobó la ira de las víctimas y voluntarios -esos si son héroes- “ultraderechistas” virtuales cuya cita solo pone de manifiesto el aumento proporcional de la ineptitud instalada en ensoñaciones demoscópicas constantes de permanencia en el Poder como sea, por encima de pérdidas de vida y bienes. Es esto lo que lo convierte en perverso. Sigmun Freud, nunca consideró la perversión como una patología, en consecuencia, el perverso no tiene la excusa de ser un enfermo. Por ello, el Gobierno con el Presidente a la cabeza, ha sido consciente desde el principio del riesgo existente y vista la incompetencia autonómica, rehuyó el apoyo, tal vez, consciente de su bajo nivel de competencia en la gestión de crisis y el coste en votos que ello supone. Seguramente, su perversión, les permite por su instalación en la impunidad apropiarse de RTVE, ya en plena crisis, y horas después, en un presunto ejercicio de denegación de auxilio no declarar el estado de Emergencia Nacional, asumiendo el mando único.
No, es más cómodo dejar que el oponente fracase y dominar el relato con el apoyo de sus terminales mediáticas y parapetarse tras los uniformes, como en la pandemia, sea el de un Tte. General, agradecido por el ascenso en su día o incluso del propio Rey. Nada de ello oculta su falta de empatía y de algo más.
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