La inseguridad institucional lastra el día a día a un ejercicio de cálculo

La situación institucional que reina en el Decano no es la más idónea a corto plazo para una planificación acorde a su categoría y a su ambición deportiva. Desde el mes de enero, tras la sentencia del TSJA favorable a Pablo Comas, es un calvario en modo de pánico, entre el pesimismo y el miedo escénico mediando un ejercicio de cálculo aritmético de qué hacer y cómo estructurar, que frena cualquier iniciativa más allá del día a día descartando un proyecto estable de futuro por parte de un consejo de administración sometido a la incertidumbre sobre su caducidad frente a tantos problemas. 

La programación del Real Club Recreativo se activó antes de concluir la pasada temporada, tras el análisis previo de lo que dio de sí la profundidad de la plantilla cumpliendo el objetivo prioritario y luego no responder en la medida de las opciones presentadas ante la exigencia del máster de final de liga de sorprender con el título de posgrado que hubiese sido un viaje de playoff con misión especial dentro de lo imposible en la emoción de una aventura. 

El diseño avanzado cuenta con la mitad de la base y queda la difícil tarea de acertar la otra mitad de más calidad, no solo para ratificar como mínimo lo conseguido en el debut en Primera Federación, sino con estos cimientos encontrar jugadores polivalentes para potenciar alternativas. La comisión deportiva se ha dedicado a consolidar lo que ya tenía entre los contratos ampliados durante la temporada pasada por las posibles llegadas de ofertas, además de renovar a veteranos con implicación en vestuarios. Óscar Arias no se mete prisas visto el mercado a acceder que ralentiza las opciones donde elegir a la espera de los recursos económicos, dada las circunstancias judiciales que asolan a la entidad. La situación inicial emana de la acción y efecto de la respuesta masiva de abonados para sufragar refuerzos que avale el reclamo de ADN Decano y los gastos de la plantilla.