¿El liberador?

11 de enero 2025 - 03:06

Mire señor Sánchez, me parece bien que las nuevas generaciones de jóvenes sepan que la democracia y la libertad, por tanto, haya que trabajarlas cada día pero por la vía del respeto a las normas y a la legalidad institucional, mucho más y de más importancia que la diversidad de perfiles ideológicos existentes, siempre que cumplan el requisito señalado.

Sin embargo, debo confesarle que los datos sobre la calidad democrática en nuestro país, en los años de su Presidencia -por mucho que usted blasone de “progresismo”- ha ido decayendo por elementos como la corrupción, la demagogia, la mentira, el desgobierno, su narcisismo o su falta de empatía hacia los ciudadanos y que en estos días culmina siendo, como parece ser, un federalista encubierto, centralizando en su mesa del Consejo de Ministros, la pretensión de recuperar los poderes territoriales perdidos con unas designaciones imperativas más propias de un “caudillismo” tolerado que de una organización política democrática y, ello, lleva a pensar que sus avisos de riesgos de pérdida de las libertades, no dejan de ser una impostura vinculada a su concepto autoritario del ejercicio del Poder y a su necesidad de justificar el por qué de su pretendido muro paradigma del pensamiento antidemocrático propio de los que no aceptan la alternancia como elemento básico de la vida en democracia.

Reflejado todo esto como un estilo conceptual de apropiación del Estado, hay que decirle que los avances a su derecha más lejana son más producto del deterioro evolutivo, por su mediocridad, de la socialdemocracia tras la ausencia de liderazgos históricos que no por teorías conspiranoicas de poderes ocultos, argumento utilizado por quienes sin ánimo autocrítico alguno, necesitan buscar un enemigo exterior para victimizarse y conservar, por el camino del miedo, su statu quo antes que reconocer su propia incompetencia. Para ello, no se niegan recursos ni coartadas pseudohistóricas.

A los jóvenes y no tan jóvenes, más que celebrar una muerte hace 50 años, en la cama de un Hospital Público, y decirles que empezaron las libertadas, por cierto, el Partido que usted está liquidando para personalizarlo “estuvo 40 años de vacaciones”, lo que hay que enseñarles es que la reconciliación fue posible porque ese “guerracivilismo” que tanto le atrae se superó gracias a que “todos” hicieron concesiones y se legalizó al PCE, se hizo una Ley de Reforma Política, hubo elecciones libres y se abrió un periodo constituyente que culminó, por masiva voluntad popular, a finales del 78. Lo viví, no me lo han contado.

Así que sea coherente y cumpla con lo que dice el himno de la Internacional Socialista que hace unos días, con el puño en alto, cantó en Sevilla: “No más deberes sin derechos, ningún derecho sin deber.”

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