La esquina
José Aguilar
Ni la madre que lo parió
La esquina
Aespaña no la va a reconocer ni la madre que la parió. Eso prometió Alfonso Guerra que iba a pasar con el primer Gobierno socialista de la democracia, de su mano y la de Felipe González. Y pasó, en gran medida. Al PSOE que hoy cierra su congreso federal en Sevilla no lo pueden reconocer ni los padres que lo renovaron. O sea, Felipe y Alfonso.
Aquel era un PSOE vivo y militante, muy pegado a la realidad y enraizado en el tejido social, con debates internos y disidencias asumidas como normales (el abandono del marxismo como seña de identidad provocó hasta la dimisión temporal de su máximo líder), visiblemente socialdemócrata y armado de un proyecto de modernización de España. El PSOE que hoy aclama a Pedro Sánchez en Sevilla es un PSOE mortecino, en el que el debate ha sido sustituido por la consigna, los discordantes son mandados a callar o calculadamente apartados, el liderazgo es unipersonal y cesarista, la autoridad se ejerce sin contrapesos y no existe más proyecto para España que la resistencia ante una realidad adversa. Resistencia ilimitada: como para llegar al poder con la bandera de acabar con la corrupción y decir la verdad, y terminar devorado por conductas corruptas en casa y alrededores y sin decir la verdad ni al médico. Ahora anda enredado en dos grandes mentiras. Una, que él ganó las elecciones generales en 2023; otra, a futuro, que no sólo acabará la legislatura, sino que estará más años aún como presidente.
El Partido Socialista actual, que está lleno de militantes honrados y generosos, ha sido desnaturalizado y deshuesado para ponerlo al servicio de un solo hombre. Hoy día no es un partido progresista, sino progre, ideológicamente más propicio a los planteamientos populistas que al socialismo europeo occidental, que se esfuerza en ocupar todas las instituciones democráticas y combate, ataca o insulta a las que se le resisten y cuya debilidad parlamentaria le conduce a ponerse en manos de unos cuantos diputados que, por vocación, trayectoria y confesión, no quieren lo mejor para España, sino lo peor. Y, por último, que empezó su mandato levantando un muro contra la mitad o más de los españoles y no ha parado de reforzarlo. Toda la moderación y la búsqueda de la centralidad de aquel PSOE de Felipe y Alfonso ahora es crispación y extremosidad.
Todo por el poder de alguien que el diario gubernamental El País –hace tiempo, ¿eh?– definió así: un insensato sin escrúpulos.
También te puede interesar
La esquina
José Aguilar
Ni la madre que lo parió
Postdata
Rafael Padilla
Siervos voluntarios
Las dos orillas
José Joaquín León
Línea roja del sanchismo
Gafas de cerca
Tacho Rufino
Misantropía digital
Lo último
Dietario de España
Antonio Hernández Rodicio
El PSOE, en formación de tortuga
Quim Gutiérrez | Actor
"Soy un firme defensor de las caras naturales"
Días de Cómics
¡Maniáticos, lo habéis destruido!