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Huelva/EL acto institucional de entrega de las Medallas de Andalucía dejó este viernes varios momentos para el recuerdo. Nos quedamos con los más cercanos, con el compositor de Encinasola Abel Moreno, y el Grupo El Jamón, que recogió Francisco Díaz Mingorance, como protagonistas. Pero junto a estos, uno de los más comentados, y con mayor recorrido popular, es el que dejó el presentador Manu Sánchez con un discurso emotivo y reivindicativo al recibir su reconocimiento. Como enfermo de cáncer, agradeció a sus médicos lo que han hecho por él para, entre otras cosas, permitirle estar vivo para recoger en persona esa distinción. Y por extensión, como ya ha hecho antes, defendió la sanidad pública, para la que reclamó más atención y más medios. “Valor y humanidad”, pidió para afrontarlo, ante el Gobierno de la Junta y buena parte de los componentes del Parlamento andaluz.
Ese alegato, sencillo pero cargado de profundidad, sincero y directo, ha sido muy aplaudido por abordar una problemática que, aun siendo utilizada como arma política (ahora y anteriormente), afecta a ciudadanos andaluces de las ocho provincias. Aunque aquí, como en la situación ferroviaria, en las que se han generalizado las quejas, los onubenses tienen un poco más que decir y reclamar. Una mijita más, como diría Manu Sánchez. Aparentemente tan poco pero tan acentuado.
Hay un problema con la Sanidad en toda Andalucía. Y en el resto de España. Es evidente. Hace mucho tiempo. Pero aquí en Huelva se acumula una desventaja considerable desde hace años. Y aumenta cada semana. Por eso vamos rezagados, mucho, a esa carrera abierta por las mejoras en sanidad. Como con las infraestructuras. Y por eso corremos el riesgo, una vez más, de que nuestro lamento y nuestras demandas queden ahogados por el ruido del resto.
Todas esas reclamaciones de otras provincias, que nadie nos malinterprete, son legítimas y necesarias. Pero sepan fuera que el agravio tan arraigado que hay en Huelva, hace que, entre otros ejemplos, todavía seamos la única provincia andaluza sin hospital Materno-Infantil. Y por más que ya el proyecto vaya a ser licitado en breve, aún nos quedará por delante un buen trecho para tenerlo funcionando a pleno rendimiento. Ahí está el Chare de Lepe –el primero en la provincia– como muestra, tras más de cinco años pendiente de una actuación complementaria del Gobierno.
Llevamos varias semanas intensas con la Sanidad como tema caliente, que desembocó hace diez días en una concentración con más de 5.000 personas en pleno centro de Huelva. Donde antes no había más de 500 personas, ahora se ha multiplicado por diez. Un aviso. Detrás de eso, el riesgo de desaparición de la unidad de Angiología y Cirugía Vascular, los retrasos en los TAC de Oncología y en otras pruebas radiológicas por la falta de concierto externo en Huelva (la única en esta situación en Andalucía, nuevamente), además de la sobrecarga entre enfermeras y médicos, las listas de espera en Atención Primaria y especialidades…
La indignación cala entre los usuarios y la ciudadanía. Es cierto que faltan médicos y que a la Administración le está costando mucho encontrarlos para venir a Andalucía y, especialmente –una vez más– a Huelva. Ya hay en marcha un Grado de Medicina en la UHU, que algo podría ayudar a largo plazo, pero queda mucho por recorrer y hay que tener más recursos para salvar las dificultades. La consejera de Salud ya ha dicho que está priorizando la dotación de cirujanos vasculares para la provincia onubense. Es necesario, en este caso, como ya se respondió cuando saltaron las alarmas con la Unidad de Ictus, un plan que ataje la necesidad urgente actual, que estabilice y normalice el servicio. En esta unidad y en otras.
Los médicos que pueden ponerse al alcance, en cualquier caso, reclaman estabilidad, económica y temporal, contractual. Y hay que ofrecerla para conseguirlo, aunque volvamos a la evidencia de la manta corta, como también dice Manu Sánchez. Y en esos casos, lo básico manda. Y los que están en peores condiciones que el resto.
La cercanía a Sevilla es una ventaja para Huelva, con todos sus recursos a nuestro alcance. Pero también es una enorme desventaja, por frenar nuestra independencia, siempre con la excusa de ahorrar gastos, por la menor demanda y por la menor población. Siempre ha parecido que es mejor lastrar al pequeño, con esa dependencia de los mayores, que darle una oportunidad para crecer por sí solo con sus propias herramientas.
Sólo son 92 kilómetros a la capital andaluza, menos que los que tiene con el resto de capitales de provincia. Tan cerca, pero tan lejos como para todavía no tener AVE, 33 años después, o seguir siendo la única provincia costera sin aeropuerto. Claro, para eso tenemos a Sevilla al lado, dicen.
Hace diez días salieron 5.000 personas a la calle donde antes había 500: un aviso
La situación (precaria) de la sanidad pública en Huelva no es nada nuevo. Viene de lejos. Y tampoco es nada fácil de solucionar. Pero lo que sí está claro es que los onubenses llevan mucho tiempo, demasiado, sufriendo carencias y deficiencias que deben tener solución ya. Sin más demora, que ya bastante hay con las listas de espera.
Pero hay que dejar al margen a los profesionales. No pueden cargar con más peso del que ya soportan por la falta de medios. No son responsables, ni deben serlo, de una situación en la que son los primeros, tras los usuarios, que más la sufren. No pueden ser la diana por la impotencia o la ira de pacientes y familiares, detrás de ese alarmante e intolerable aumento de las agresiones a sanitarios, que, por supuesto, deben ser tipificadas ya como atentados a la autoridad.
Los médicos de la unidad de Angiología y Cirugía Vascular en Huelva son los primeros que saben de la importancia de su cometido, de la gravedad de la falta de recursos en su unidad: puede costar vidas por urgencias no atendidas a tiempo, traslados a Sevilla sin garantías, amputaciones de miembros por no tener la posibilidad de una operación con especialista a tiempo, o intervenciones programadas en la capital vecina por no poder asegurar la atención especializada ante complicaciones.
Y no se les puede señalar por no aceptar las condiciones que se les ofrecen, por solicitar un traslado o una marcha voluntaria, o por necesitar una baja debido al desgaste que les provoca la presión soportada en el servicio, como también se ha denunciado estas semanas.
Hay precedentes con la Unidad de Ictus que al final se evitó cerrar, y con la de Salud Mental, que sigue dejando esperas inadmisibles entre pacientes que requieren de una atención estrecha y constante, en la que también les va la vida, en algunos casos. Con las pruebas diagnósticas, igual, con su repercusión en Oncología y en otras especialidades, de las que son ajenos los propios profesionales.
Algunos de estos problemas parecen en vías de solución, o hay un compromiso para buscarla. Positivo pero poca cosa aún. Hay que abordar las urgencias y las carencias ya, con un plan especial, si acaso, declarando zona de difícil cobertura a toda la provincia de Huelva, creando partidas especiales para atender las dotaciones más necesarias. Y sin manta corta; los onubenses llevamos demasiados años tapándonos con un trapito.
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