Miras estrechas

Pedro Sánchez en la cumbre informal de París, entre Emmanuel Macron y Keir Starmer, presidente francés y primer ministro británico, respectivamente.
Pedro Sánchez en la cumbre informal de París, entre Emmanuel Macron y Keir Starmer, presidente francés y primer ministro británico, respectivamente. / Fernando Calvo · Efe

21 de febrero 2025 - 06:35

DESCORAZONADOR. El ensimismamiento demostrado por la clase política española en las sesiones plenarias de las Cortes Generales y de varios parlamentos autonómicos, incluido el andaluz, en medio de la mayor disrupción política que ha vivido Europa en ochenta años sólo conduce al desánimo.

Tiene una enorme trascendencia la decisión de Trump de romper con 90 años de altantismo al negociar con el régimen autocrático de Putin una resolución a la guerra de Ucrania sin contar con la nación invadida, ni con los aliados de la OTAN y de la UE, y en una escalada dialéctica hacia Zelenski alarmante, en la que se le da crédito al agresor y se tacha de dictador al presidente democrático del país agredido.

La política española vive sumida en una polarización tal que, incluso en una situación como la descrita, hace imposible que haya comportamientos de Estado. En el Gobierno y en la oposición. Pedro Sánchez fue y regresó de la cumbre informal celebrada en París sin dar ninguna explicación ni al Jefe de Estado, ni a las demás fuerzas parlamentarias ni al Congreso de los Diputados, en un nuevo signo de deriva autoritaria: España es una Monarquía parlamentaria y no un régimen presidencialista plenipotenciario.

Ni Gobierno ni oposición han sabido estar a la altura ante la mayor disrupción política que ha vivido Europa en ochenta años

Pero tampoco la oposición, con Alberto Núñez Feijóo a la cabeza, ha estado a la altura. La sesión de control del miércoles no sirvió para exigir información ni, como es su obligación, tender la mano al Gobierno para que España tenga una postura sólida ante la grave amenaza e inciertas consecuencias que supone el giro de Trump.

Las miras de ambos lados del hemiciclo son muy estrechas. La oposición centró todas sus preguntas en asuntos domésticos , que no digo que no sean relevantes, pero ni la polémica por la tributación del salario mínimo interprofesional por vez primera, ni los avances en las investigaciones judiciales en casos de corrupción en el entorno del presidente del Gobierno pueden obviar que estamos ante un cambio que puede dar al traste con la Europa de libertad y bienestar construido tras la Segunda Guerra Mundial.

Menos a la altura estuvo un Gobierno que no se siente concernido por nada que no sea su pulsión por continuar en el poder a toda costa, que ni siquiera es capaz de tratar de olvidarse del muro de enfrentamiento que ha construido para sostener sus posición y sus opciones políticas. Evitar el desastre de que Trump y Putin se repartan Ucrania es la única prioridad la UE y exige el compromiso de los 27. Eso concierne a España aunque sus representantes políticos sean tan estrechos de miras.

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