El monstruo bajo el colchón

05 de septiembre 2024 - 03:06

Estoy comiendo en una terraza de un bar y tengo a mi derecha unos padres con dos hijos pequeños de tres y cinco años. A cada uno le han dado un móvil para poder comer tranquilos.

Paseando por el parque veo una niña de dos años en un carrito, sujetando un móvil con sus manitas regordetas. No sabe hablar todavía, pero el móvil no se le cae. La hija de una amiga se acuesta cada noche con la tablet, viendo contenido en internet de una familia con hijos que promocionan todo tipo de juguetes y que lo saben decir superguay.

Todo esto te sonará. Me parece lamentable que se hayan convertido en escenas cotidianas de la vida de padres e hijos. Todo empieza así: conforme pasa el tiempo será cada vez más difícil evitar que el monstruo duerma bajo el colchón.

Un 23,3% de los menores de 10 años ya tiene móvil propio; el 45,7%, con 11 años; el 72,1%, con 12 años; el 88,2%, con 13 años; el 94,1%, con 14 años; y el 94,8%, con 15 años.

Los principales riesgos a los que se exponen estos pequeños son el miedo a perderse algo en las redes y la exposición a determinados cánones estéticos. Se reducen las relaciones sociales y tienen más fácil acceso a información errónea (fake news). Pueden ver vídeos con contenido de odio y/o violencia, sufrir ciberacoso, ser engañados fácilmente por adultos que simulan tener su misma edad para pedirles fotos íntimas y extorsionarlos.

Según el último Informe de Seguridad Online de Microsoft, el 74% de los y las adolescentes reconoce haber experimentado alguno de estos riesgos en internet.

Aparte, hay una larga lista de consecuencias negativas por el uso continuado de las pantallas: bajo rendimiento académico, dificultades en el desarrollo del lenguaje, problemas de sueño, problemas relacionados con la alimentación, insatisfacción con la imagen corporal, problemas de conducta, menores niveles de autoestima, mayores niveles de depresión, ansiedad, sensación de soledad y problemas de salud mental en general.

Y si hablamos de pornografía, éramos pocos y parió la abuela: el acceso a ésta cada vez es a una edad más temprana. El problema es que obtienen una visión equivocada de las relaciones sexuales, basadas en la violencia, la desigualdad y la falta de afectividad y consentimiento.

Marino Pérez Álvarez, psicólogo especialista en Psicología Clínica y escolar, asegura que “las redes sociales están diseñadas para captar nuestra atención y venderla al mejor postor (por eso son gratis). No están diseñadas para mejorar la educación de los niños ni nada parecido. El funcionamiento de las redes sociales está diseñado para su adicción, con la misma tecnología conductual de las máquinas tragaperras de cualquier sala de juegos.

El uso problemático de las redes, prácticamente inevitable, va en detrimento de las relaciones sociales presenciales, de la conversación y de desarrollar el pensamiento crítico”.

¡Todo un cuadro! Urge un control en el uso de la tecnología y una buena charla para esos padres que no saben con quién están pasando el tiempo sus hijos. Sean responsables o no tengan hijos. ¡Feliz jueves!

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