Mujeres en Proyecto Hombre

Paisaje urbano

12 de marzo 2025 - 03:07

Por el amplio ventanal que da al patio, la mañana ventosa de marzo no impide que una luz tímida ilumine los rostros de apenas una decena de mujeres a las que, por distintas razones, la vida les ha robado una buena parte de su juventud, llevándose por delante de paso tantas cosas que el que no haya pasado por eso no puede ni imaginar. Yo las veo allí, en el coqueto salón de las nuevas instalaciones que con tanto esfuerzo ha levantado para ellas en su sede de Alcalá de Guadaíra la Fundación Proyecto Hombre, tan débiles en las lágrimas que alguna de ellas deja escapar, tan fuertes en su valentía para aferrarse a un futuro que ven ya ahí, a la vuelta de la esquina, agarradas a las manos de unas terapeutas que, más que trabajadoras sociales, nos parecen hadas socorriendo a Blancanieves, pero sin príncipe de cuento.

En el triste asunto de las adicciones, también las mujeres tienen más que perder. Para el hombre, resulta mucho menos cruento someterse a un tratamiento de choque que durará meses, porque su rol social es más flexible y menos necesario en el cuidado de la familia, y la sociedad, además, no le pedirá cuentas por ello. Pero si la que tiene el problema es la mujer, como pasa cada vez más (es sorprendente cómo aumenta el número de mujeres con adicciones, cuando no hace mucho era muy minoritario), le será mucho más complicado tomar una decisión que afectará de lleno al núcleo familiar, no digamos si tiene a su cuidado hijos o mayores que atender. Por eso muchas dudan, aguantan en silencio lo indecible y sólo al final, cuando ya delante sólo tienen el precipicio, se deciden. Por eso, también, ha sido tan dificultoso dar con la tecla del programa M.A.R. (Mujeres Altamente resilientes) de Proyecto Hombre, ambicioso proceso terapéutico en residencia que ya está empezando a dar sus frutos, y cuya deseable expansión dependerá sobre todo de la involucración de la sociedad y los actores políticos concernidos.

Ahora que tanto se celebra el 8-M, como movimiento de concienciación a nivel global sobre los nuevos retos de la mujer en el siglo XXI, son proyectos serios como este, como instrumentos de cohesión y respaldo para situaciones que sí ponen a la mujer en una situación de debilidad extrema en la sociedad en que vivimos, los que justifican esas y otras movilizaciones. Al contrario que tantas exhibiciones de dogmatismo y autocomplacencia que cada año que pasa, por cierto, pasan más desapercibidas.

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