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La ciudad y los días
Carlos Colón
¿Un Múnich para Ucrania?
La ciudad y los días
Trump es un Maduro que, de momento, respeta las reglas del juego democrático. Hasta cierto punto. Recuérdese que tras perder las elecciones en 2020 lo achacó a un fraude electoral, no acudió a la toma de posesión de Biden y alentó la toma del Capitolio. Tras darle las urnas el poder se está comportando como un Maduro prepotente, grosero y muy peligroso –porque Estados Unidos, a diferencia de Venezuela, es una superpotencia– para el orden político mundial nacido tras la Segunda Guerra Mundial. ¿Se puede actuar como un dictadorzuelo bananero desde la Casa Blanca? Sí. Lo ha demostrado muchas veces. Y definitivamente en la trampa tendida para humillar a Zelenski, desde que le recibió burlándose de su atuendo hasta el espectáculo nunca visto de sus insultos, gritos y agresiones gestuales –señalándole con el dedo, dándole un toque en el brazo para que se callara– ante una prensa seleccionada por él, mientras la embajadora de Ucrania se desmoronaba.
Lo que Trump ha hecho no tiene precedentes, que yo recuerde, en una democracia. Decidir entre él y el dictador Putin el futuro de Ucrania, dejando de lado a los ucranianos, humillando y amenazando ante el mundo entero a su presidente e ignorando a Europa, recuerda lo que sucedió el 29 y el 30 de septiembre de 1938 en la Führerbau de Múnich, que P. E. Caquet cuenta detalladamente en Campanadas de traición (Galaxia Gutenberg). Siete meses después de la anexión/invasión de Austria se reunieron Hitler, Mussolini, Chamberlain y Daladier para decidir el futuro de Checoslovaquia mientras los representantes checos, con el presidente Edvard Benes al frente, eran retenidos en un hotel. En la madrugada del 30 fueron llevados a la Führerbau, donde Daladier y Chamberlain les comunicaron que en connivencia con Hitler (Mussolini era una figura decorativa) habían decidido que los Sudetes se incorporarían a Alemania. Era el principio del fin para Checoslovaquia, que sería invadida el 15 de marzo de 1939. Al regresar a Inglaterra Chamberlain dijo haber logrado la “paz para nuestro tiempo”. Seis meses después Stalin pactó con Hitler la ocupación de Polonia, le dejaba las manos libres para devorar Europa Occidental y estallaba la Segunda Guerra Mundial.
Ahora un demócrata y un dictador vuelven a negociar la suerte de un país humillando a su presidente. Y para colmo el jefe de la OTAN pide al humillado que “respete” a Trump.
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