El balcón
Ignacio Martínez
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Resulta evidente que tengo que continuar apelando a la Ética de la Responsabilidad de Max Weber -uno de mis conceptos de actuación preferido en el ejercicio profesional- cuando cada vez comprobamos que determinadas togas han pasado del contacto con el “polvo del camino” a un verdadero “enfangamiento”, por la parcialidad de sus actuaciones, tal cual pudiera ser el abstenerse sobre una sentencia en el Supremo y no hacerlo sobre la misma cuestión cuando se está en el TC, incumpliendo el carácter permanente de las causas de abstención y recusación recogidas en el articulado de la Ley Orgánica del Poder Judicial.
Es solo un ejemplo de la necesidad imperiosa de volver a ordenar el marco teórico de funcionamiento del CGPJ, de manera que se intente recuperar la credibilidad de la Justicia que demandan muchos de los propios Magistrados.
De ahí que sea bienvenido el pacto PSOE-PP en este tema y que se fundamenta en la reforma del modelo actual, el reparto de las vocalías y el control de las puertas giratorias, de manera que puedan limpiarse algunas togas hoy manchadas.
Pero no nos confundamos. El pacto ha tenido un muñidor imprescindible: la UE. Curioso resulta que en la primera reunión con la Vicepresidenta de la Comisión, se alcance el mismo aunque nos quede la duda, por mucho que se repitan los protagonistas, sobre la verdadera despolitización del Consejo sin olvidar el alto riesgo de incumplimiento vistos los comportamientos previos. Ahí, se la juega Feijoó y, por extensión, todos ya que la colonización sería definitiva e irreparable para la Justicia.
Por ello, aún desde el escepticismo se debe mantener la esperanza de que haya un cambio de dirección sanchista al sentir presión de la UE -que debe también modificar sus tendencias como le han marcado las normas, Meloni puede ser mucho para Ursulita- y ver cómo el PP ha provocado una “fisura”, no una grieta, en el muro que levantó y que se muestra de materiales poco consistentes pero muy exigentes y con una dirección de la obra instalada en la autocomplacencia inherente a las tendencias narcisistas. Punto y aparte es que según su propia definición, alguien de la “fachosfera” traspasó el “muro” con el pacto.
En definitiva, cinco años con un discurso, tras maniatar legislativamente al CGPJ y acusar de inconstitucionalistas al PP; cuando los incumplidores en esos años han sido las Presidencias del Congreso y Senado a quienes corresponda tomar la iniciativa.
Quedan incógnitas, dudas y camino por recorrer y al igual que se ha abierto la puerta a posibles pactos, también hay una fisura en un muro que puede deshacerse si el PP se olvida de complejos y fija con claridad sus objetivos.
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