No todo es cultura

Como en cada apertura anual se abre un ciclo y también en el de las programaciones culturales. Las propuestas trimestrales y semestrales se abren camino. Y como siempre llegadas estas fechas, no dejan de sorprenderme los anuncios de programaciones culturales que mencionan como cultura elementos que no lo son. Es difícil de asumir en los tiempos del like, pero no, no todo es cultura por mucho que guste a la gente. No todo concierto es cultura, ni toda escritura, ni toda exposición. Por muy bueno que me saliera ayer el guiso en mi casa, no lo convierte ni en obra artística ni en referente de la cultura gastronómica, ni aunque tuviera un millón de seguidores en redes sociales que lo vitorearan.

Hace unos días estaba en cola para comprar unos libros en la Librería Saltés y delante de mí había un grupo de chavales para comprar alguna lectura que llevarse a los ojos, lo iban a hacer aprovechando el bono cultural, y una de ellas aseguraba que lo que no podía ser es que hubiera quien se lo gastaba en un videojuego de fútbol. Y llevaba toda la razón, pero es difícil ponerle límites a lo etéreo. ¿Qué es cultura? Pero esa diatriba no hace que cualquier cosa sea cultura, no pueden entrar elefantes por la gatera. Desde mi punto de vista, la problemática real reside en cuando es una administración pública la que sostiene esas actividades que no son cultura pero las sigue alojando en el pasillo la música, de la pintura o de la literatura cuando no les pertenece pues se incrementa el conflicto, se mezcla todo en un batiburrillo.

Por suerte, en Huelva tenemos buenos referente, ejes de coordenadas desde donde asir lo cultural. Aún se está a tiempo de ver la IX Muestra de Grafistas Gráficos Onubenses en la Casa Colón, una maravillosa selección de artistas domésticos de distinta índole. O de ir a una librería, la que sea, y hacerse con un ejemplar de la novela “Jesuclisto” de Mario Marín, mencionada en La Sexta esta misma semana y del que se ha dicho directamente que es “el escritor español vivo con más estilo”. Casi nada. Y andamos aún apenados con la pérdida de un gran guitarrista como fue José Luis de la Paz, que estaba afincado en Miami, a quien recuerdo haber visto en el Gran Teatro cuando en los carteles se anunciaba como José Luis Rodríguez. Si alguna vez dudamos de lo que es cultura, vayamos a los referentes inequívocos, a los buenos, a lo que nos hace crecer la parte humana, la intangible y necesaria.