No me fío de las personas que...

13 de febrero 2025 - 03:07

Me encanta participar en conversaciones en las que me cuentan por qué no confían en alguien, diciendo frases como “no me fío de las personas que no les gustan las croquetas”. En principio crees que es algo absurdo, pero tras las explicaciones pertinentes al final todo cuadra, siendo capaz de afirmar con total contundencia que la hipótesis de tu amigo o amiga era acertada. La verdad es que yo miraría raro a alguien al que no le brillaran los ojos con una buena ración de croquetas, y si encima el camarero te ha permitido pedir media de cada sabor… Esto es un extra de felicidad.

También puedes oír eso de “no me fío de los que se levantan a las cinco de la mañana para meditar o ir a correr”: si estas personas son capaces de hacer esto, ¿de qué no serán capaces? De cualquier cosa, hay que tener mucho cuidado con estos sujetos.

Tampoco hay que fiarse de los que te preguntan nada más conocerte por tu horóscopo; y empieza a correr si te piden la hora en la que naciste, porque Mercurio retrógrado ha hecho mucho daño en nuestras vidas.

Otro melón que quiero abrir es el de las personas que creen en las propiedades curativas de las piedras preciosas y en sus beneficios emocionales. Y que no se me olvide el tema de la suerte, porque llevar un jade verde en el bolso es todo lo que necesitas para que tengas un día perfecto: la amatista alivia el estrés, el cuarzo rosa trae amor, la turmalina negra protege de las energías nocivas, la aventurina atrae la prosperidad y el lapislázuli fomenta la sabiduría. Los antiguos egipcios se engalanaban con amuletos protectores, colgantes y pulseras hechos de lapislázuli, cornalina, ágata y cuarzo, no solo para el uso diario sino también para el viaje al más allá. También usaban maquillaje con plomo, ¿no quieres probar con eso?

Lo de no fiarse de la gente a la que no le gustan las croquetas está bien, aunque no hay evidencia científica, aún. De lo que sí hay estudios científicos es de cómo la risa de una persona puede revelar rasgos de su personalidad, de su estado emocional e incluso aspectos de su salud mental. Ha habido ocasiones en las que he oído la risa de alguien y se me ha encendido una lucecita, lo que sería una bandera roja o red flag, en inglés.

La risa es una expresión única y personal, es casi como una huella dactilar sonora que refleja emociones, personalidad y momentos de conexión. Es un estallido espontáneo que brota del cuerpo y del alma, como una melodía propia difícil de replicar. Por esto mismo hay que estar atentos y atentas, con la oreja preparada porque con la risa puede que seamos capaces de identificar a un psicópata, a un jefe misógino y prepotente o a un terrorista emocional.

Mi amigo Pepe me dijo una vez que no había que fiarse de las mujeres que visten de leopardo, y tenía toda la razón: la agudeza auditiva de estos felinos es clave para su supervivencia. Así que, ¡ríanse todo lo que puedan! Pero recuerda que, quizás, se te note la tarita. ¡Feliz jueves!

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