El nombre de la cosa

Alto y claro

24 de marzo 2025 - 03:06

Pedro Sánchez está dispuesto a que España se rearme hasta los dientes siempre que a la cosa no se le llame rearme. Si el sujeto de la frase anterior no fuera Pedro Sánchez el enunciado podría resultar paradójico o incluso incomprensible. Con él, a estas alturas, no hay lugar para la sorpresa: puede afirmar y desdecirse en pocos segundos de lo mismo sin que se le mueva un músculo de la cara. Si hace falta le da más importancia al nombre que a lo que nombra y se queda tan pancho. Desde que en 2016 empezó su conquista del poder ha dejado ya tantas veces claro que la verdad es líquida y voluble que ya no llama la atención.

Sin embargo, en esta ocasión sí conviene prestarle atención a esto del rearme que no rearma porque no se trata de un juego de política interna para salvar sus muy precarios equilibrios. Ahora corre el riesgo de hacer un ridículo europeo y de ponerse al nivel de Giorgia Meloni, por ejemplo. El presidente del Gobierno lo dejó claro en Bruselas: él está por el rearme de Europa. Pero hay que disimular y sustituir ese concepto, de una claridad meridiana, por algún eufemismo cargado de buenismo infantiloide del tipo de inversión para la seguridad o de incremento de las capacidades de defensa. Aunque todo el mundo sabe que está hablando de tener más tanques, más aviones y más cañones.

A Ursula von der Leyen le ha debido dar la risa. Primero, porque no se puede engañar a nadie con un truco tan malo. Las armas son armas por mucho que las quiera llamar instrumentos para la paz. Y segundo, porque uno de los objetivos primordiales del plan anunciado por la presidente de la Comisión es, precisamente, que se sepa que la UE se ha metido de bruces en un proceso de rearme. Que se entere muy bien Putin y que se entere mejor todavía Trump de que Europa asume el reto de su propia defensa. Cueste lo que cueste.

Todo lo demás es jugar con las palabras y no está Europa, precisamente, para perder el tiempo con galimatías semánticas. Allá se las componga Sánchez como pueda con sus ministros de Sumar que, el mismo día que él está en Bruselas hablando de armas, votan en el Congreso salirse de la OTAN y lidie con su falta de Presupuestos o sus problemas para amarrar votaciones cada vez más adversas. Al final de lo que se trata es de que España tenga más cañones, Y, sí, menos mantequilla, por complicado que pueda parecer.

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