Ocho minutos

11 de julio 2024 - 03:08

El Papa Francisco nos sorprende cada día. Sin romper las líneas, le encanta salirse de ellas. Y es, sin dudas, porque siente lo que dice. Siempre me viene a la memoria la frase que nuestro querido y recordado primer Obispo de Huelva, don Pedro Cantero Cuadrado, tenía en su escudo episcopal. “La verdad os hará libres”- Pues eso es lo que hace Francisco, decir la verdad sin miedos, sin tapujos, con toda la claridad y sencillez de una expresión actual, que para algunos se aleja mucho del pasado.

El Papa, aunque de ascendencia italiana, es por su naturaleza argentino, lo que para nosotros quiere decir hispano, que lleva en su espíritu la naturalidad del ser y la belleza de corazón, tanto en el sentimiento como en la expresión de la lengua. De ahí que le comprendamos mejor lo que dice, siempre sin malicia, ni doble sentido, sino tal como lo vivimos muchos de nosotros.

Uno de los últimos consejos que ha dado a los sacerdotes, es que acorten sus homilías. La mejor base de nuestra religión la aprendimos en el Catecismo, no en las grandes y profundas enseñanzas de los sabios pensadores de la Iglesia. Francisco aconseja no pasarse en las homilías de los ocho minutos y lo afirma con esa gracia popular “de que para que la gente no se duerma”.

Acepto la decisión papal, aunque también, en su momento una buena y sentida homilía es una joya que no se puede desperdiciar.

Estas disuasiones de la actualidad vaticana me traen a la memoria algunas de las homilías que con tanta atención escuchaba en la Misa vespertina, en Punta Umbría, sentado en la arena, junto a la iglesia de Lourdes. Desde años ya lejanos no puedo olvidar las que, con acento poético, maravilloso, pronunciaba un gran amigo Superior de los Jesuitas, en Huelva, que nos llenaba el corazón con la alegría evangelizadora de sus palabras y el toque poético que endulzaba los temas más serios. Cada domingo sentíamos, en la voz de Agustín Castro Merello, S.J. palabras de verdad, de profundidad, pero con ese toque que la lírica adorna y embellece las palabras.

Saltando en los años, llego a las homilías de la actualidad que en el mismo lugar nos ofrece con sabiduría, claridad de expresión y sentido religiosa nuestro querido Francisco Echevarría. Dos tipos de homilías distintas, pero iguales en saber llegar al corazón de los feligreses.

Lo bueno y apropiado si es corto es doblemente bueno. Y que conste que no quiero regatear a mi fe los minutos de un mandamiento de la Iglesia que representa lo más excelso de nuestras obligaciones de católicos. En los tiempos que nos ha tocado vivir, el papa Francisco sabe muy bien lo que dice y que nosotros debemos saber interpretarlo. Las homilías son las semillas del Señor, y aunque los minutos sean menos, las palabras fructifican y crecen

Ahora en verano, aconsejo homilías cortas y meditaciones privadas largas que nos ayuden a cumplir con lo más sagrado que llevamos en el corazón: el cumplimento de los Mandamientos divinos.

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