
El zurriago
Paco Muñoz
Mambrú se fue a la guerra
Decía Mandela que todo parece imposible… hasta que se hace. Y ya hace algún tiempo que se nos viene anunciando la disponibilidad de una tecnología que podría extraer todo el mineral y elementos compuestos presentes en las aguas del río Odiel. El empujón definitivo puede ser la estrategia europea en relación a minerales críticos y tierras raras, que da un vuelco a lo que históricamente era un simple pasivo, contaminante, para convertirlo en oportunidad de negocio. La Universidad de Huelva lleva años investigando la manera de extraer esos minerales del río, y hasta ahora lo que no había era viabilidad económica, ya saben, Huelva ha sido y es un lugar recurrente de acumulación de basura, y ahora, como se suele decir, puede que, lo que es basura para algunos, sea un tesoro para otros, una materia prima valiosa para un mundo cada vez más tecnológico y descarbonizado que consume cobre y otros metales vorazmente.
El río Odiel es la columna vertebral de la provincia, quienes lo conocemos y hemos recorrido, desde Higuera hasta Gibraleón, sabemos de su importancia simbólica; cómo nace azul y fluye vivo hasta Campofrío y cómo se empieza a hacer ácido a partir de Riotinto. Con la acidez desaparece la vida y sus orillas se tornan en parajes yermos de arenas y piedras de color amarillo, convirtiéndose, entonces, en un problema, ya que es una gran serpiente venenosa que lo único que sirve es para hacer daño cuando crece y desborda sus riberas, especialmente llegando a Gibraleón y sus esteros, como hemos visto estos días de intensas lluvias.
Sueño con que la segunda oportunidad que se nos presenta genere, no sólo un beneficio para las empresas extractivas (esas siempre van a ganar), sino para toda la población. Imaginemos un río Odiel de aguas limpias, reguladas sus avenidas con la tan traída presa de Alcolea, con un embalse del Sancho recuperado como despensa hídrica y unas riberas con vegetación. Sólo es voluntad de hacerlo, la Naturaleza es generosa y pondrá el resto.
Los que conocimos la ría de Huelva de aquellos años ochenta, jamás imaginamos que las spartinas pudieran crecer en sus orillas y que criaran las nutrias o se vieran corvinas, y hoy son habituales. Los ríos son simbólicos y reflejo de las civilizaciones que los habitan. Un Odiel regenerado diría mucho de que otro futuro es posible para esta tierra tantas veces vapuleada. Adelante.
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