Enhebrando
Que no pare la fiesta
Entre lluvia y días festivos hemos conocido esta semana que la Agencia Espacial Española tendrá su sede en Sevilla. La candidatura de Huelva se cayó por el camino, según la resolución final, por algunos defectos en los requisitos exigidos, como mayores dificultades para la integración de las familias de los funcionarios que trabajarán en el organismo; las reformas que serían necesarias en el edificio aportado por la candidatura onubense, y, más importante, la lejanía de Huelva de aeropuertos internacionales: se pedía una hora de distancia máxima y han sido demasiados los 70 minutos para llegar a San Pablo, en Sevilla, y los 80 que nos separan de Faro.
Este informe ministerial revela algo con lo que ya se contaba y que al final ha sido decisivo: la inexistencia en la provincia de Huelva de infraestructuras adecuadas. Esto lastra cualquier intento por competir con otras provincias andaluzas y españolas, sea para optar a una sede administrativa, sea para erigirse como destino preferente para el necesario turismo extranjero, o bien para la implantación de nuevas industrias, quizá de base tecnológica o aeroespacial, ya puestos.
El rechazo por este hándicap onubense, sin embargo, debe ser ahora una demostración real de cómo la falta de infraestructuras impide el desarrollo de esta provincia y no le permite ni acceder a una sede administrativa nacional. No digamos metas más altas en otros sectores económicos.
Porque si para un puñado de funcionarios y técnicos científicos es inaceptable recorrer (poco más de) una hora en carretera para llegar a Huelva desde los aeropuertos de Sevilla y Faro, imaginemos cómo lo ve el turista que paga de su bolsillo su viaje, que pretende aprovechar al máximo su tiempo de vacaciones y que encuentra destinos más válidos que Huelva sólo por el hecho de ahorrarse una o dos horas de autobús en lanzadera antes de llegar a su hotel en la costa onubense.
De tener aeropuerto propio, claro, sería otra cosa. Aunque sólo fuera para que Huelva dejara de ser la única provincia costera de España (junto a Lugo) que no dispone de uno. Aunque éste sirviera sólo para llevar los preciados frutos rojos o nuestro marisco a cualquier mercado internacional en apenas unas horas. Aunque bastara para dar soporte a las compañías que traerán sus prototipos para certificar en el CEUS, que, éste sí, será una realidad a finales de 2023. Incluso cuando el proyecto de aeropuerto existente para Huelva no requiere de inversión pública por ser totalmente privado y viable, pendiente hace mucho tiempo sólo de los permisos ministeriales necesarios para operar.
La cercanía de ese Centro de Ensayos de Sistemas No Tripulados que el Ministerio de Defensa construye ahora en Moguer obliga a redoblar los esfuerzos para que el tejido industrial asociado a los desarrollos de este tipo de tecnología pueda implantarse en la provincia de Huelva.
Cierto es que la Agencia Espacial Española tenía una gran carga simbólica que podía reforzar el papel histórico de Huelva por su vinculación a la investigación aeroespacial. Pero esa posición dominante quedará apuntalada aún mejor por cuanto significará el CEUS para España y para Europa. Y esa es la oportunidad que debe aprovechar Huelva, también con mucho a favor por el hecho de tener esa sede de la Agencia a sólo 90 kilómetros, realmente a menos de una hora en carretera, y con un importante núcleo investigador en este campo en la misma Universidad de Huelva, sin necesidad de salir de la provincia.
Huelva estaba obligada a optar a tener esa agencia estatal. Habría sido imperdonable que no lo hiciera con su trayectoria en materia espacial a través del INTA y las instalaciones del CEDEA en El Arenosillo, creadas precisamente en este punto de Huelva por indicación de la propia NASA hace más de cinco décadas, convertida durante años en parada obligada para científicos europeos.
Ahora, lejos de lamentarnos, hay que tomar impulso para seguir alimentando ese vínculo con el sector aeroespacial y potenciarlo con la llegada del CEUS. Y aprovechar, insistamos, que esta nueva Agencia Espacial Española estará aquí al lado, al final de la Avenida de Andalucía, y no a cientos de kilómetros. Porque, seamos listos, Huelva se beneficiará más de esta proximidad, que Sevilla de El Arenosillo por la Agencia.
No hay éxito sin intentos previos. Ni fracasos que no deban convertirse en oportunidades. Aunque con el necesario concurso de la Administración, que es la que tiene la capacidad para impulsar este tipo de desarrollos territoriales.
El Gobierno central y la Junta de Andalucía se lo deben a Huelva. Lo de la Agencia Espacial ha sido definitivo. O debería serlo. El primero, porque era quien decidía sobre la designación, cuando se había marcado como objetivo el desarrollo de territorios desfavorecidos en el ámbito estatal. Como es Huelva por encima de tantos, lamentablemente. Y la segunda, por haber dado su total y absoluto apoyo a la capital andaluza, aún sabiendo la necesidad que tiene la provincia onubense de estímulos e impulsos que la saquen de su vergonzoso abandono.
Las principales inversiones previstas en Huelva vienen del sector privado, a través de proyectos vinculados a la transición energética, como el hidrógeno verde y los nuevos combustibles. Y aún podrían llegar más si, por ejemplo, el gigante Maersk pone también la pica en esta tierra para dejar gran parte de los 10.000 millones de euros que ha anunciado para España y Portugal. Pero eso no dependerá de Huelva y sí del colchón que tiendan aquí las administraciones, también las locales, dando facilidades y dotando de recursos el territorio, por supuesto con infraestructuras acordes a este tiempo.
Sea con Maersk o con industrias asociadas al CEUS, Huelva tiene una gran oportunidad que no se ha acabado con la marcha de la Agencia Espacial Española. Pero hay que apoyarla. Porque el gran futuro que aquí asoma con más brillo es el del progreso de Andalucía y el de España.
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