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Desde 1886, los obreros del mundo celebran el 1 de mayo una jornada de reivindicación y fiesta. Este primero de mayo el lema hace referencia al pleno empleo, a una menor jornada de trabajo y a mayores salarios. A pesar de la subida salarial del gobierno actual y de la subida de la pensión media, sigue siendo necesaria la reivindicación porque a pesar de todo esto, los trabajadores de nuestro país siguen siendo pobres, con unos salarios que no les permiten vivir con dignidad. Evidentemente las mejoras económicas son necesarias. El pan es imprescindible.
Pero además del pan también es bueno reivindicar las rosas, reivindicar una sociedad humanista y humanizadora. Es necesario cuidar la vida en el trabajo. Según los datos de la OMS (Organización Mundial de la Salud), cada año mueren en el mundo dos millones de trabajadores/as, víctimas de la siniestralidad laboral y de enfermedades relacionadas con el trabajo. En España, mueren según los datos, dos personas al día, solo en siniestros laborales. Otras muchas personas sufren problemas de salud por trabajar en condiciones indebidas: precarización, largas jornadas, imposibilidad de pedir bajas, etc..
Por eso hemos de exigir también las rosas. Necesitamos que los gobiernos y los agentes sociales impulsen medidas más eficaces para la prevención y el cuidado de la vida. Necesitamos un cambio de mentalidad sobre la seguridad y la salud en el trabajo como un derecho humano fundamental y como una responsabilidad social de primer orden. Hay que defender la vida, porque cuidar la vida es mucho más que cuidar el trabajo, pero si no cuidamos el trabajo difícilmente cuidaremos la vida.
El trabajo no es un mero instrumento de rentabilidad económica, no debe ser sólo producción para consumir. Trabajar es algo más que ganarse el pan. Por eso estamos llamados a recuperar las rosas, las rosas de la salud, las rosas del cuidado del planeta, con trabajos que respeten el medioambiente y partan de una sostenibilidad económica, las rosas de saber que la persona es el centro y que desde el cuidado de la salud y de la seguridad es desde donde debe partir el trabajo.
Pero lo primero para cuidar las rosas del trabajo es cuidar a los trabajadores y trabajadoras. Y en ese cuidado ocupa un lugar central la vida. Y sin salud ni seguridad, difícilmente puede haber vida. Luchemos para que el trabajo sea digno no un trabajo de esclavos. Vivamos este primero de mayo reivindicando y festejando la vida. Pidamos el pan y las rosas.
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