Crónicas levantiscas
Juan M. Marqués Perales
Los que manejan el mundo
Crónica personal
Millones de españoles han votado al PP con la esperanza no solo de que pusiera punto final al peor gobierno que ha habido en España sino también para poner en marcha un gobierno fiable y que tomara decisiones fundamentales para corregir los muchos errores cometidos. Entre ellos, la falta de respeto a España y a lo español.
De un tiempo a esta parte se desdibuja la imagen de un PP que parecía símbolo de eficacia. Feijóo dio libertad de negociación a sus barones regionales, pero nadie de la ejecutiva se preocupó de vigilar que sus pactos los hicieran con un mínimo sentido común.
Desde el congreso de Sevilla se vio que en el equipo de Feijóo faltaban cabezas que se movieran bien en la política nacional, y faltaban también expertos en estrategia. El resultado del 23-J fue una sorpresa para todos, incluido para Sánchez, pero Génova, Feijóo, no corrigió el rumbo. Y se acumulan errores que en ningún caso se habrían producido si alguien marcara líneas a seguir e indicara a las figuras del partido que antes de tomar decisiones hay que consultarlas. Una cosa es que Feijóo tenga el máximo respeto hacia los dirigentes de su partido y les dé libertad de actuación, y otra que se transmita la idea de que nadie controla nada en el PP, que falta autoridad.
Borja Sémper, cuyo nombramiento fue un acierto, ha cometido varios fallos de bulto, pero el del martes pasado fue muy grave. Además se produjo en un debate que había provocado escándalo previo porque era la primera prueba palpable de que Sánchez se sometía a las exigencias de Puigdemont. Unas exigencias lingüísticas que Bélgica ni entró a analizar, y que han provocado estupor en el mundo.
Sémper, explica, pretendía dejar de manifiesto que las lenguas regionales no son patrimonio de la izquierda. Bien. Pues te levantas, tomas la palabra, dices que las lenguas regionales son de todos y que tú mismo defiendes su supervivencia con el mismo interés que cualquier abertzale, pero sin esa idea demencial de convertir el parlamento en una cámara de pinganillos. Y a continuación, anuncias que te vas a expresar con unas frases en euskera para demostrar que también es tu lengua además del castellano. Pero no lo hizo, y ha provocado que un debate que es un despropósito y traerá mucha cola, haya pasado a segundo plano porque lo más destacado del debate es que Borja Sémper actuó como los otros diputados que bailaban al son marcado por el prófugo.
¿Qué está pasando en el PP?
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