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La ciudad y los días
Carlos Colón
Payasos asesinos y política
La ciudad y los días
El cine de terror es pródigo en payasos asesinos. Hasta ha existido uno real, John Wayne Gacy, Pogo el payaso, que asesinó 33 adolescentes en los años 70. En cambio, la historia nos enseña que los dictadores a los que las circunstancias y su capacidad de liderar y/o abducir a las masas les dan el poder para desatar catástrofes, provocar guerras, arrasar países y asesinar masivamente, no son grotescos payasos. Unos abusan de la gesticulación en la cuidada construcción de su imagen hasta rozar lo ridículo, casos de Mussolini y Hitler, o tienen un físico y un peluquero que los convierte en una caricatura, como Kim Jong-Un. Pero ninguno es un risueño, grotesco, danzante y ridículo payaso. Y la mayoría de los tiranos que desataron catástrofes, guerras y genocidios, como Lenin (sí, también él: “genocidio de clase” llama Anthony Beevor su estrategia), Leopoldo II de Bélgica, Talat Bajá, Stalin, Mao o Pol Pot eran de lo más serio.
En este sentido Trump es un caso único. Es el presidente democráticamente elegido por una abrumadora mayoría del único país del mundo –dejando aparte el caso inglés– que ha sido ininterrumpidamente una democracia desde su fundación hasta hoy. Nunca semejante payaso, rodeado por una corte de peligrosos, poderosos y arrogantes mamarrachos, fue presidente de los Estados Unidos. Nunca el que se considera asesor más influyente del presidente hizo el saludo fascista. Nunca se han visto disparates en círculos tan cercanos al poder como los de la Conferencia Política de Acción Conservadora, desde la repetición de saludos fascio-nazis a Millei regalándole una motosierra a Musk en lo podría llamarse –por La matanza de Texas– Leatherface Politics. Tan lejos fue la cosa que el francés Joan Bardella, número dos de Marine Le Pen, decidió cancelar su discurso. A lo que Steve Bannon, el tan poderoso como brutal asesor de Trump que hizo el saludo nazi, respondió llamándole pussy (cobarde con connotación homófoba) y afirmando: “Si cancela significa que no está en condiciones de liderar, que no tiene agallas… Para ser un líder en este movimiento, en el mundo, tienes que ser absolutamente como Orban. Tienes que ser feroz. Tienes que ser como Trump. Tienes que decir a esta gente: que os jodan. Estamos ganando y no vamos a jugar a vuestros jueguecitos”. Se quedó a gusto la mala bestia. No hay precedentes de lo que Trump y los suyos representan.
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