Una piña en el carrito

Voces nuevas

06 de septiembre 2024 - 03:05

“más que vivir consumimos”, leí ayer en un artículo de una conocida publicación nacional. Puede que el negocio de ligar cada tarde a las 19:00 en el Mercadona le haya servido a Juan Roig para hacer números de cine y cerrar el verano por todo lo alto. Es indudable que tras movimientos de este tipo siempre existen intereses comerciales ocultos pero ese no es mi debate. Lo que a mí me despierta interés es la forma en la que el mensaje de la piña en el carrito para ligar cada tarde se ha hecho viral, hasta tal punto de agotarlas. De hecho, una compañera periodista me contaba esta semana que ella misma preguntó a una cajera por las piñas, que solía siempre comprar antes de esta “nueva moda” y la trabajadora le confesó que las estaban retirando tras el colapso en las tiendas de estos días. Alucinante.

La repercusión que ha tenido la campaña (premeditada o no) de Mercadona ha despertado tanto interés en la sociedad que me pregunto hasta dónde seremos capaces de llegar para acallar nuestra apatía y alimentar la constante insatisfacción que nos acompaña a diario.

En realidad, parándome a pensar, salir a ligar cada tarde a un comercio no es más que una excusa que la sociedad ha encontrado sumamente atractiva para romper con la monótona rutina de la compra, el trabajo y la casa.

¿Qué triste no? que en plena era digital, cuando vivimos más interconectados y existen tantas opciones reales o incluso inventadas por la inteligencia artificial tengamos que caer en estrategias de venta y mordamos el anzuelo comercial porque solo eso, lo material, el consumismo y el dinero, son capaces de hacernos levantar la mirada del suelo, de reparar en el amor y de avivar nuestra chispa, cansada de tenerlo todo y nada.

A mí la verdad es que me ha hecho gracia eso de Mercadona e incluso me he planteado pasarme a hora punta a ver qué pasa, por mera curiosidad. Pero me ha dado bastante pereza. Quizá porque yo ya estoy enamorada o quizá porque, simplemente, mi vida se compone de más ingredientes que los de la fórmula mágica de una tendencia en Instagram.

Sin embargo, soy consciente de que me he reído y de que incluso, la moda de estos días me ha hecho desviar la atención un rato de la tarea que estaba haciendo. En parte porque el amor siempre mueve a cualquier público de manera universal y también por el componente de “las compras”. Dos elementos contrapuestos que hoy conjugan a la perfección creando la pócima del éxito para triunfar como la mejor campaña publicitaria. Y todo a la antigua usanza. A través del boca a boca. Eso sí, ahora cambiamos los patios por las redes y las plazas por el WhatsApp.

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