Plenilunio de amor

17 de abril 2025 - 03:05

Luz en los altares, incienso en el corazón, Amor en el sagrario. Entre los hachones de la cera que llora, la llegada del Jueves Santo se nos abre como un paréntesis de gozo en una Semana Grande y santa de meditación interior en nuestros misterios más hondos de fe.

Eucaristía es la palabra que nos llena el alma. Eucaristía, en la presencia viva hecha realidad del cuerpo de Cristo. Eucaristía como alimento que nos ofrece un milagro insondable para ayudarnos a caminar por la vida… Hoy es día de gozo para la expresión del Amor fraterno. Jueves Santo que nos habla de luces, y altares rodeados de cirios y de flores en honor a Jesús Sacramentado.

Es Jueves Santo y para el cofrade que vive sus más sencillos y auténticos sentimientos de religiosidad popular, sus oraciones ya están junto su Cristo orando en el Getsemaní. Ya se conmueve en la penumbra de un pasaje evangélico, donde los sudores de sangre se hicieron patentes, y un beso de traición condenó al mayor de los justos.

La visión de las largas filas nazarenas del silencio blanco, en túnicas de pureza alba de amor, van llenando la calle hasta el trono hecho paso de Virgen que, en el dolor, trasluce también la congoja de un pueblo que sufre la contemplación de la Pasión.

Hoy jueves, desde hace más de cinco siglos de historia, una Virgen dolorosa refugia su tristeza en el templo concepcionista de una Huelva que la venera. Y tras el hijo, yerto en la vera cruz de nuestra oración callada, la ciudad se sobrecoge al verla pasar radiante, en ese mar que es océano profundo de amor hacia Ella.

Es noche de Jueves Santo, cuando toda Huelva en la calle siente en su corazón el drama de un Dios hecho hombre. Volverán los recuerdos del ayer cofrade, que mantienen encendido el calor de una devoción que nos fue entregada en herencia única por nuestros mayores.

Hace cinco centurias la Cruz tuvo que salir a la calle, en protestación de una fe que necesitaba el ardor de los fieles. Hoy en el primer cuarto de un siglo nuevo nacido, también es necesario que la Cruz, la Vera+Cruz, esté obligada a dar ese ejemplo público ante tantas maniobras que tuercen intencionadamente nuestras más auténticas verdades de fe.

Huelva ya se abre como una flor sobre el haz marino, que derrama todo el azul y blanco de las olas para abrazar nuestras tradiciones más sentidas. Esplendor de un día grande que nos llevará a la madrugada de un Viernes Santo donde el luto y la muerte culminarán un drama deicida que será camino para la gloria de una Resurrección.

Eucaristía. Dios con nosotros. Y bajo el paso, en el silencio y el sudor de un costal de sacrificio, la oración es testigo de una devoción que hombros de costaleros elevan al cielo en la grandeza de una Pasión que es signo de salvación para todos.

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