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Por montera
Mariló Montero
Tres hombres, tres
Escribía hace muchos años sobre mi condición de euroescéptico ante la deriva del proyecto comunitario hacia parcelas estrictamente económicas que primaban sobre los criterios geopolíticos y arrollaban principios elementales de base social.
Pues bien, esto hoy día, entiendo que se ha agudizado como están demostrando, lamentablemente, los acontecimientos.
Porque Europa, fue reconstruida y liberada en el siglo pasado gracias al dinero y a las decenas de miles de jóvenes americanos muertos en nuestro territorio… El Presidente Kennedy, ante el Muro de Berlín, se entregó a los europeos diciendo: “soy un berlinés”... la OTAN y la seguridad de las democracias occidentales se sienten al amparo de los americanos, lo que nos ha permitido vivir en la comodidad de los logros del bienestar social conseguido. Sin embargo, ¿qué hizo Europa cuando la crisis de los misiles en Cuba o unos años antes con la anexión de Hungría por Rusia, sin olvidar los hechos de la Primavera de Praga…? aún contando con algo que ahora estamos echando de menos, líderes preparados y no los polarizados dirigentes que tenemos en estos momentos.
Frente a las ayudas históricas, las deslealtades de algunos, especialmente los más endeudados en todos los sentidos, llámense De Gaulle o Macron, son notorias. A todo lo dicho, tenemos que añadir que la UE, desde hace unos años, ha vivido en la endogamia de un funcionariado dirigido por un ente, construido desde un déficit democrático, no electo sino designado tal cual es la Comisión Europea. Un grupo más preocupado de regular todo tipo de actividades y gestores de los Gobiernos, abstrayéndose de al menos mantener vivos los valores originales de la cultura europea porque aún no se han enterado, en su notoria mediocridad, que la izquierda no había desaparecido con la caída del Muro y ha sido capaz de refundarse por la vía de un lenguaje atractivo y la convicción que el dominio de la educación, la cultura y el relato, les puede servir de frente a unos dirigentes que como ha dicho el Vicepresidente Vance: ”Las sociedades que temen las opiniones de sus ciudadanos, son sociedades enfermas”.
Por eso, cuando llega alguien más polarizado y con más recursos, nos margina en la toma de decisiones trascendentes. Conocedor de nuestra inoperancia en la toma de decisiones, así como la doble moral de ofrecer una determinada colaboración y por detrás, consumimos el gas que le permite mantener su economía de guerra.
Comprenderán que la fiabilidad de una Organización que modifica sus criterios directivos, el grupo de “superreguladores”, en función de intereses particulares como revisar el “nivel de protección del lobo”, al haber matado uno de ellos, al “poni Dolly” de la Presidente Ursula Von Der Leyen. ¿Debemos seguir siendo euroescépticos ante ese nivel de competencia?
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