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Los afanes
JUEVES Santo. Feliz Pascua a todos los lectores. Estrenamos ropa, quedamos con la familia o los amigos para conversar, comer, dar un paseo. Descansamos. Aprovechamos estos días de tregua que nos da la lluvia para pasear por la playa o, simplemente, para leer un buen libro.
No ocurre lo mismo en otros lugares. A todos los europeos se nos está poniendo cara de sirio. Eludimos las imágenes de los telediarios que muestran a miles y miles de refugiados en campos deprimentes. Niños con hambre, enfermos, embarazadas que no gozan de las mínimas garantías humanas para dar a luz. ¡Qué vergüenza! Mientras confabulan y otorgan a favor de Turquía siguen llegando seres humanos a las costas de Grecia.
Lo de Europa no tiene nombre. Nos estamos quedando sin palabras para definir algo que nunca habríamos imaginado.
Julio Mariscal Montes (Arcos de la Frontera, 1922-Cádiz, 1977) fue un gran poeta que definía el desarraigo, la cruel ley del deseo que escribió Juan Bonilla. Unos versos suyos dicen así: "Nos decían: "Hay que ser generosos con los años", / "gastarlos y gastarlos como vengan, / estar dispuestos con la alegría cabalgando soles". / "Hay que ser generosos con el tiempo" / ¿Pero es que el tiempo ha sido generoso? / ¿Es que los días, como pordioseros / no han tenido la mano siempre alerta / para el zarpazo, el salivazo, el goce / de pisar y pisar nuestras entrañas?".
Y seguimos pisando. Cambiando de cadena para evitar el llanto, la desesperación, la miseria ajena que pasa a ser miseria nuestra. Sí, nuestra. Nos hemos convertido en unos miserables. Otorgando poderes a unos políticos de tres al cuarto para que hagan y deshagan a su antojo. Mientras a nosotros se nos pone cara de sirio a nuestros representantes políticos se les va poniendo caras de tronistas de Mujeres y Hombres y Viceversa.
El filósofo Gregorio Luri escribía hace unos días: "¿Cómo no sentirse incómodo con la manera errática y vergonzosa con que los líderes europeos están encarando la crisis de los refugiados? Pero deberíamos preguntarnos también si, al actuar así no están pensando en las medidas que obtendrán el mayor consenso entre la ciudadanía europea, porque la política democrática no se hace con el bien, sino con el consenso (para bien y para mal)".
Y Europa abandonó el consenso. Hasta su voluntad. Europa no tiene quien la quiera, lo decía Luri. Y mientras, nosotros, cada día tenemos más cara de sirio. Lo de Turquía no es una solución, es otro parche que reventará próximamente.
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