Crónicas levantiscas
Juan M. Marqués Perales
Los que manejan el mundo
Me vienen a la memoria aquellos tiempos en los que todos admirábamos las capacidades para copiar que tenía algún compañero de clase, pero esas habilidades tenían su punto de valentía puesto que un error significaba el suspenso en la asignatura correspondiente. Se corría un determinado nivel de riesgo, en una palabra, te la jugabas.
Y digo lo del recuerdo porque a día de hoy, en el ámbito político tenemos a verdaderos maestros del plagio con la ventaja de aparecer como expertos creativos y si se les descubre no corren gran riesgo porque pueden usar la mentira como defensa al convertirla en “cambio de opinión”. Se crea, entonces, un nuevo referente quedando el plagio en segundo plano y abriendo paso a una repetición de la estrategia cuando se tercie.
Todo esto viene a que después de tres meses y tras cinco días de reflexión, el anunciado -con la parafernalia precisa- Plan de Regeneración Democrática para combatir “bulos”, “fango”, … no es ni siquiera una copia, lo que no se le da mal al “cruzado” de la lucha contra los “pseudomedios”, sino que es una norma de obligado cumplimiento, con carácter de Ley, aunque sea un Reglamento, Europea de Libertad de Medios (EMFA), cuyo objetivo es el pluralismo de las opiniones y no, precisamente, la prohibición como pretende el Gobierno, con lo que una vez más, lo presentado como iniciativa propia no es más que el cumplimiento de una exigencia de la UE en su intención de preservar la pluralidad democrática. Lo cual, llevará aparejada la adaptación de los criterios actuales en el terreno de la transparencia sobre las adaptación de los criterios actuales en el terreno de la transparencia sobre las asignaciones a la publicidad institucional.
Son algunos más los detalles a reseñar pero no me resisto a señalar la incoherencia, no exenta de histrionismo e impostura, que supone ver en el Congreso, como mientras argumenta contra las políticas de odio, levanta “muros” frente a quienes no opinan como él, auténtico maestro en el embarramiento de los debates, capaz de llamar “indecente” a su oponente en un debate electoral en directo hasta el otro día, criticando la desinformación, afirmó que Feijóo no había llegado a la Presidencia de su Partido mediante un congreso (sí, año 2022). Lo que es seguro no hizo Feijóo, fue intentar un pucherazo escondiendo una urna detrás de una cortina.
En definitiva, podríamos enumerar muchos ejemplos sobre la orfandad ética del personaje y lo contradictorio de sus discursos, actuaciones, “cambios de opinión”, propuestas inconsistentes, incumplimientos, etc…
La realidad es, que su propuesta “regeneradora”, a pesar de su grandilocuencia anunciadora no tiene entidad propia, está vacía.
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