La otra orilla
Javier Rodríguez Rodríguez
Sólo el pueblo salva al pueblo
Hace unos días el ayuntamiento de Burgos tuvo que dar marcha atrás en una medida que, según la alcaldesa, le impuso el partido fascista con el que gobierna la ciudad, la eliminación de las ayudas a varias asociaciones que trabajan en la ciudad por la acogida a personas migrantes desde hace veinticinco años, y lo tuvo que hacer tras la contundente contestación ciudadana que culminó con una manifestación en la que participaron miles de personas.
Esta misma semana un importante anunciante retiraba su publicidad a los programas de Iker Jiménez, tras la indignación provocada por la difusión deliberada del bulo del parking de Bonaire que hicieron en Horizonte o Cuarto Milenio, programas que propagaron con anterioridad mentiras sobre la pandemia, mensajes de apoyo a la dictadura franquista o al genocidio sionista contra el pueblo palestino. No es que esa empresa esté muy interesada en que esa difusión de la desinformación y esa apología del fascismo dejen de ocurrir, es que no quiere que su marca se vea asociada por la ciudadanía a algo sobre lo que esta ha expresado su indignación. Ya vimos casos similares en el pasado.
También hemos observado cómo en estas semanas miles de personas se han organizado para ayudar a quienes han sufrido las peores consecuencias de la gota fría en Valencia y las innumerables iniciativas que han surgido por doquier en esta dirección.
Son sólo varios ejemplos de algo que no nos terminamos de creer, entre otras cosas porque las victorias de líderes fascistas en varios países, el genocidio que no para contra el pueblo palestino, el paripé de la COP29, el creciente poder de los señores del “tecnofeudalismo”… no invitan a pensar que los nadie de Galeano, los ciegos de Saramago, las otras de Simone de Beavoir o los obreros de Bertolt Brech pintemos algo en la historia.
Pero sí que pintamos, si no, la alcaldesa de Burgos no habría dado marcha atrás, ni ese banco habría retirado la publicidad, ni en Valencia se habría repetido el grito de Antonio Machado contra los fascistas: “¡Sólo el pueblo salva al pueblo!”. Fracasaremos muchas veces, pero no debemos dejar de intentarlo: como en esta misma mañana, en la que podemos manifestarnos en Huelva por la defensa de nuestra Sanidad Pública y en contra de las privatizaciones o también en Valdelamusa, contra la construcción de una balsa de residuos tóxicos a 500 metros del pueblo. Creamos que sirve de algo.
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