El balcón
Ignacio Martínez
Mazón se enroca
EN un corto periodo de tiempo están apareciendo noticias relativas al río Tinto y a sus puertos.
El Ayuntamiento de Palos, en colaboración con la Universidad de Huelva, ha firmado un acuerdo para efectuar los estudios previos a la recuperación del puerto histórico y el castillo de la ciudad.
El antiguo puerto de San Juan del Puerto también está siendo buscado en las inmediaciones del primitivo centro neurálgico de la población.
En ambos casos, los lugares de estudio son los más probables donde encontrar vestigios, bajo un punto de vista histórico y sobre todo geomorfológico.
Los pasados 1 y 8 de febrero, en Huelva Información, aparecieron titulares como: "La Diputación estudia unir los cuatro puertos del Tinto en una ruta fluvial".
Es de celebrar el interés sincrónico de los ayuntamientos y la Diputación onubense. Parece que se hubiesen puesto de acuerdo para dar al río el protagonismo antaño perdido. Y eso es motivo de satisfacción.
Bajo mi punto de vista, y después de seis años de investigación sobre los puertos perdidos y sus causas2, la búsqueda y recuperación de ellos, es una gran idea factible; y económicamente, tiene diversas soluciones, según las aspiraciones y objetivos que se pretendan, pues los puertos deben volver a tener su sitio en la historia del río, ahora en el siglo XXI.
Tanto la recuperación de los embarcaderos de San Juan como el de Moguer, tiene el inconveniente de la poca profundidad para la navegabilidad, incluso con embarcaciones de poco calado; haciendo prácticamente obligatorio el dragado de los accesos a dichos nuevos embarcaderos que se proyecten aunque sean de menor entidad a base de pantalanes.
La ruta fluvial turística de la Diputación de Huelva es otra interesante idea que se ha presentado en el Fitur que acaba de concluir y ha sido propuesta por La Asociación de Estudios Iberoamericanos, la cual trabaja con ahínco para la obtención de la declaración de Patrimonio de la Humanidad para La Rábida y los lugares colombinos.
Salvando los aspectos técnicos y de ingeniería, esta ruta vendría a rememorar las arcaicas conexiones comerciales y sociales que existían entre los pueblos ribereños del Tinto.
Es conveniente animar a la búsqueda y recuperación de los embarcaderos/pantalanes y en general al desarrollo local de las zonas colindantes del Tinto.
Quizá ahora es un mal momento económico y político para afrontar proyectos que requieren un desembolso de las arcas, difícil de conseguir, pero no es mal momento cultural en donde debe prevalecer la claridad intelectual y proyectar ideas mediante un estudio muy real de viabilidad.
En el momento de afrontar dichas ideas se debiera primar la cordura, no afrontando proyectos inútiles anunciados con bombo y platillos, y que al poco tiempo pasan al descuido y abandono. Nuestro río no necesita parques temáticos al estilo tradicional, ni construcciones mediocres, sino ideas que creen puestos de trabajo y devuelva al río la importancia cultural que un día tuvo.
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