Notas al margen
David Fernández
Los reyes del eufemismo
Crónicas levantiscas
Puigdemont siempre cobra por adelantado, logró forzar a todo el engranaje del Estado, salvo el judicial, para sacar adelante una Ley de Amnistía sin prestarse a cambio aprobar los Presupuestos. La legislatura sigue pendiente de las imposiciones de Waterloo, que son cada día más humillantes y, lo que es peor, muy alejadas de las políticas que debería seguir un Gobierno progresista. Lo penúltimo: el reparto de la recaudación del impuesto a la banca, un impuesto vendido por la izquierda pero retorcido por Junts en la negociación hasta convertirlo en un tipo fiscal injusto y regresivo porque beneficia a quienes más tienen, a las comunidades autónomas con mayor PIB, a Madrid y a Cataluña.
La última demanda es la transferencia de las políticas de inmigración a la Generalitat, que no es una petición de Salvador Illa ni de ERC, sino de Junts, cuya visión sobre el asunto es la misma que la de Vox. Puigdemont juega en el mismo campo que Alianza Catalana, el partido xenófobo e independentista. Si no hubiera traspaso, no habría apoyo a los Presupuestos.
Y para los entremeses de este almuerzo a palo seco, Junts intenta forzar la admisión de una moción de censura fake, una discusión y votación en el pleno del Congreso sobre una cuestión de confianza a la que debería someterse Pedro Sánchez. Una aberración constitucional, una iniciativa propia de un directorio que, sin embargo, el PSOE y Sumar han aplazado en la Mesa del Congreso. Otra patada hacia adelante.
Quizás haya llegado el momento de no tragar más, y en eso deben estar pensando buena parte de la factoría electoral de Moncloa, hasta ahora invicta y mucho más preparada e imaginativa que el engranaje viejuno de Génova. Veamos, más allá del frente judicial, el PP no logra marcar la agenda política del país ni un sólo día, Moncloa propone y propone, vivienda, conmemoración de la muerte de Franco, modificación de la acusación popular, lo que sea, y los populares entran al trapo una y otra vez, sólo Ayuso es capaz de salirse de ese marco e imponer otro bien distinto con notable éxito.
En estas circunstancias, a Sánchez se le puede abrir una ventana de oportunidad en cualquier momento, como la de la plaza de Colón, el PP sabe cometer errores y se empeña en ello. Una rotunda negativa a seguir a los dictados de Puigdemont por parte de Sánchez le vendría bien para redondear el relato y esperar algunos meses más, incluso hasta las andaluzas de 2026. Para entonces, María Jesús Montero ya tendrá desplegadas sus legiones en la Bética, dispuestas a conseguir los cinco o seis diputados que faltan para renovar la mayoría parlamentaria.
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