Crónicas levantiscas
Juan M. Marqués Perales
Los que manejan el mundo
Fue el pasado 17 de julio cuando el presidente del Gobierno anunciaba, con un tono de cierta amenaza, un proyecto de “regeneración democrática”, que al final como en el soneto cervantino “miró al soslayo, fuese y no hubo nada”. Como tantas otras veces: prometer y no dar. Otra forma de engaño manifiesto. Pero es evidente que el jefe del ejecutivo está maquinando un plan, que prioriza su propia supervivencia tras los continuos embates negativos en el Congreso, su contingencia personal y de su esposa y el empeño de pulverizar a cuantos se opongan y critiquen. En primer lugar jueces, magistrados y fiscales que exigen el cumplimiento justo de la ley y la Constitución y los periodistas que no forman parte del redil de sumisos palmeros que le apoyan y aplauden.
Si de verdad – esto en Sánchez es problemático – pretende una regeneración democrática lo primero que debe hacer es derribar ese muro que ha construido dividiendo a los partidos y a la sociedad, abandonar el trato preferente otorgado a Cataluña en el ámbito financiero y fiscal, sustituir al Fiscal General del Estado que deben elegir los fiscales libremente y no el Gobierno, respetar escrupulosamente la separación de poderes y la independencia judicial, desterrar toda intromisión en las instituciones judiciales, liberar a los tribunales de toda dependencia partidista y de esa antidemocrática dicotomía conservadores-progresistas; respetar los dictámenes de los órganos consultivos, destituir a José Félix Tezanos como presidente del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), que ha hecho de este prestigioso organismo cuyo fin es el estudio científico de la sociedad española, hasta su llegada, un instrumento sectario al servicio del gobierno y del Partido Socialista; liberar a la radiotelevisión pública de toda injerencia del gobierno al servicio de los oyentes y telespectadores y no del ejecutivo, apartar su mano de toda intervención en el ámbito de la información y su valor al servicio de la ciudadanía y no del poder y cuya actuación en caso de transgresión, deberá ser dirimido exclusivamente por los tribunales de justicia y por supuesto olvidarse de la medición de audiencias que es todo un intento de manipulación gubernamental, cuando, además, la UE acaba de reprochar a Sánchez su baja trasparencia en publicidad institucional en pleno desarrollo de su ley de medios… Pero más son las decisiones y renuncias a adoptar en favor de esa pretendida regeneración democrática.
En este caos de polarización política un considerable porcentaje de la sociedad insiste en el autoengaño y la complacencia, por intereses espurios, personales y políticos, a costa de la legitimidad constitucional. la igualdad de todos los españoles y el riguroso funcionamiento del Estado de Derecho. Lo que ha ocurrido en Andalucía: la redención de los ERE – “fraude”, Griñán “dixit” – ha dado a los socialistas los impulsos que su crisis de liderazgo ha provocado tanto a ellos como a sus corifeos mediáticos.
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