Uno más a repartir

Quizás

28 de febrero 2025 - 03:08

La televisión nació de manera oficial en España en 1956, y al ente público RTVE que lo hizo no le llegó la competencia hasta 1983, año en el que comenzaron a emitir las primeras emisoras autonómicas. En los noventa llegaron las privadas y con ellas también la TV de pago. Fue a finales de esa década, en 1997 cuando nació Netflix, y se espera que ahora que la TV en abierto tiene edad para jubilarse, que sea en este año cuando adopte la resolución 4K UHD, lo que permitirá una calidad de imagen superior y una experiencia de visualización más inmersiva. Este avance tecnológico ha generado expectativas sobre la posibilidad de incluir más canales en la parrilla televisiva. En concreto, que haya una nueva concesión a una nueva cadena para emitir en abierto.

La pregunta que muchos se hacen es si hay suficiente capacidad en el espectro de frecuencias para acomodar más televisiones en abierto. La gestión del espacio radioeléctrico es un desafío constante que exige realizar ajustes para garantizar una distribución equitativa y eficiente de los canales. Para los actuales explotadores de una frecuencia, un canal más pondría en duda las posibles mejoras en sonido y visión en el futuro más inmediato de una oferta que consideran ya más que abundante y obligaría a reorganizar el espacio audiovisual, lo que en su opinión pondrá en dificultades al desarrollo de la TV en 4K. Para los defensores de que haya una nueva concesión, no sólo hay posibilidades técnicas para hacerlo, sino que esto ampliará y diversificará la oferta gratuita de información y entretenimiento al alcance de los ciudadanos. Ambas posiciones tienen razón, y ambas serán con el tiempo compatibles, porque la verdadera razón de la disputa es otra. Actualmente, la TDT en España, gracias a la migración a DVB-T2, ha liberado espacio para nuevos canales y cuenta con múltiples ofertas nacionales y autonómicas, así como públicas y privadas; en abierto y de pago; y se espera que, a finales de este mismo año, al menos el 95% de los receptores de TDT sean compatibles con los estándares actuales de visión. Veremos por tanto más vídeo que nunca, en múltiples pantallas, y todo indica que también se abrirá el espectro ideológico. No hay nada de malo en ello y sí de positivo. El problema es si habrá publicidad suficiente en el mercado para que todos mejoren. La desaparición de la publicidad en TVE libró en su día al resto de cadenas del desastre absoluto, e hizo posible el actual statu quo; pero ahora ya no queda más tarta que repartir.

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