Un retroceso

05 de abril 2025 - 03:06

Siempre pensé y quiero seguir pensándolo que la política era un ejercicio de servicio público, controvertido, poblado de intereses y debate de ideas pero no una actividad que desde un intento de mejora en el bienestar de la sociedad, aún con imperfecciones y debilidades, promoviera -a pesar de las maldades de la condición humana- frente a la confrontación de pareceres, deberes y obligaciones, la animadversión, el resentimiento y los rencores, quizás explicables en algunos individuos, nunca en la actividad corporativa propia de Partidos, con estructuras, liderazgos y estatutos bien definidos. No, no es una posición candorosa, es el producto de una posición personal estructurada sobre la fase de pensamientos e ideas provenientes desde conceptos intelectuales aprendidos y referentes éticos asumidos. Por eso, entre los citados referentes se encuentra Max Weber con su “Ética de la Responsabilidad”, de la que afirma, “debe estar siempre por encima de la ética de la propia convicción”. Desde este punto de partida, comprenderán que me resulten inaceptables determinadas manifestaciones públicas realizadas desde las más altas instancias de nuestro Gobierno. Y es que siguiendo a Max Weber, se puede estar convencido de lo anómalo de una situación pero por la responsabilidad inherente al cargo que se ostenta, la repercusión y el daño social e institucional que pueden producir la opinión expresada, el criterio ético debe invitar a no expresarla para evitar un perjuicio mayor, con sus consecuencias, que la propia situación concernida. Por tanto, las manifestaciones de la Vicepresidenta respecto a una sentencia que no le gusta, no son adecuadas, ni en el tono, ni en el contenido, ni en las formas y, menos aún, cuando ve la multitudinaria respuesta en su contra, tratar de justificarse, sin embargo, aludiendo a un teórico “retroceso” en el camino emprendido tras la citada sentencia, por cierto, no definitiva puesto que suponemos la elevación del recurso a las instancias correspondientes. Si entramos en la interpretación de lo dicho y dado que en política, es poco probable la existencia de casualidades, debemos decir que es demasiado burda la estrategia en tándem, de los máximos representantes del Gobierno, mostrándonos una sintonía dialéctica perfecta, reveladora de un tacticismo pre-electoral, buscando la movilización de un voto alejado por la vía de un “gramcismo” de parvulario, en una impostada pretensión de igualdad promoviendo confrontación social, con repercusiones en la calidad de la convivencia, frente a propietarios, jueces, titulados universitarios no públicos, autónomos, ciertos medios de comunicación, … mientras ellos mismos, recurren a la sanidad privada, se titularon en centros ahora denostados, buscan el elitismo educacional para sus próximos… y no digo nada de los bienes patrimoniales, el mal uso del dinero público en gastos de “ocio”, el enchufe en empresas con nóminas sin horario de trabajo… y todo un maremagnum de actuaciones propias de la degeneración en la calidad democrática, a pesar de aceptar que es la mejor forma de gobierno posible, pero no desde la soberbia, la impunidad y la mentira que acaban instalándose en la autocracia porque eso, sí que es un “retroceso”.

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