Rijosos en la Revolución

La esquina

22 de febrero 2025 - 03:06

Que dos de los tres fundadores e ideólogos de Podemos nos hayan salido rijosos –y está por ver si también agresores sexuales–, es una cruel casualidad. Un golpe quizás definitivo para las dos formaciones en que se dividió la prometedora galaxia podemita.

No hay nada en la ideología transformadora y antisistema que dio origen a Podemos que impulse a sus dirigentes a algún tipo de relación sexual no consentida. Al contrario. El originario Unidos Podemos se transformó en Unidas Podemos para simbolizar su prioridad política: la lucha por la emancipación de la mujer. Su más notoria seña de identidad. La causa de las causas. Eran más feministas que nadie.

En nombre de la liberación de la mujer hicieron algunas cosas buenas con Irene Montero de ministra, una mal concebida y con pésimas consecuencias (la ley del sólo sí es sí) y una política radical de cancelaciones, liquidación de la presunción de inocencia e inquisición moral.

Ya es mala suerte que de los dos más reputados teóricos de este proyecto político de vocación revolucionaria –Iglesias aparte– uno esté imputado judicialmente y otro denunciado e investigado académicamente por sobones, babosos y algo más. Con mujeres, precisamente. Curioso: Íñigo Errejón se unió a Sumar al amparo de Yolanda Díaz y Juan Carlos Monedero permaneció dentro de Podemos. Los dos sectores del movimiento –que ahora se odian a muerte– comparten esta desgracia de albergar a dos grandes hipócritas en sus cúpulas.

También comparten una hipocresía más desoladora porque no es producto de la condición de los individuos Errejón y Monedero, sino colectiva y deliberada: ni Sumar ni Unidas Podemos han reaccionado coherentemente pese a tener, como si dijéramos, el enemigo en casa. Los dos casos se conocían y comentaban en los círculos internos, y los dos han sido sepultados en el silencio mientras se ha podido. Nada se ha investigado por los cauces establecidos dentro de ambas organizaciones, presentadas siempre como ejemplares e intransigentes contra el machismo.

Hay varias víctimas de esta libido desordenada de los dos fundadores de Podemos. Las principales, las mujeres que los han sufrido. Después están muchos miles de militantes que depositaron su confianza en quienes, como se ve, no la merecían. Finalmente, los propios dirigentes que taparon los hechos por patriotismo de partido: víctimas de su propia hipocresía.

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