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Hace sólo unos días, y por primera vez en la historia, se dio a conocer al primer robot presentador de las noticias de una agencia. Ocurrió en la Conferencia Mundial de Internet que se ha llevado a cabo en la provincia china de Zhejiang. La máquina o el robot, como deseen definirlo, fue desarrollado por la Agencia de Noticias Xinhua y por Sogou, y atiende a el nombre de Él. La agencia Xinhua ha comunicado que "se ha convertido en un miembro de nuestro grupo de reporteros y puede trabajar 24 horas al día en la página web oficial y en varias plataformas de medios sociales".
Él funciona con ayuda de la inteligencia artificial, tiene el aspecto físico de un hombre normal, y gesticula y habla como un ser humano. Recibe la información, la organiza, visualiza vídeos, capta a través de la red todo lo que ocurre y puede generar todas las informaciones que emite.
Cuando vi el vídeo de Él y percibí su aspecto, su discurso, sus gestos, pensé por un momento por qué los ciudadanos españoles no encargamos a las empresas Xinhua y Sogou un par de robots de ese tipo para que fueran nuestros políticos. Le decimos lo que queremos y que lo hagan. En el fondo para eso deben estar nuestros políticos. Pero después me arrepentí. Si los robots se alimentan con toda la basura que generan las redes sociales, con toda la violencia y toda la mentira, las actuaciones de ellos, como políticos, no variarían mucho de lo que ahora tenemos.
Porque lo que tenemos ahora en política es eso, mentira, violencia y basura. Mucha basura. Miren por ejemplo el día de ayer. Un espectáculo bochornoso en el Congreso de los Diputados. Protagonista, el tal Rufián, un ejemplo a no seguir, un ser impresentable que representa a un puñado de impresentables. Y encima se siente orgulloso de ser impresentable. Y hasta un compañero de partido, el tal Jordi Salvador de ERC, escupió a Josep Borrell en el Congreso. ¿En qué país vivimos? Un país de robots, de máquinas que solo se representan a sí mismas. Un país donde a nuestros representantes les importa un pimiento la ciudadanía. Donde el líder del PP, el tal Casado, es un imitador de Donald Trump, y así le va y le irá al PP. Donde el presidente del Gobierno no sabe qué día es hoy y menos cuándo va a convocar las elecciones. Donde Podemos va dejando de ser la esencia de su propia fundación.
Y encima tenemos elecciones en Andalucía. Y nuestros robots, perdón, nuestros políticos, siguen mintiendo, y pase lo que pase ya tienen el pescado vendido.
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