El balcón
Ignacio Martínez
Negar el tributo y lucir el gasto
El tema del que hablaré a continuación seguro que te ha tocado alguna vez, en primera persona o como acompañante de algún familiar; te has comido las uñas, has interpretado algún que otro suspiro de España, has mirado el móvil ochenta veces, te has fijado en el marco de las ventanas y en la decoración sin sentido que te rodeaba. Me refiero a los retrasos de las salas de espera de los médicos privados.
¿Cómo pueden ser tan listos para saber qué es el ciclopentanoperhidrofenantreno y ser tan ineptos organizando una agenda? A la conclusión que llego es que lo hacen para ganar más dinero. Personas mayores sentadas en sillas de plástico durante una hora, si tienen suerte. Y no está la situación para levantarse e irse indignado, con lo que cuesta coger una cita.
Me parece una falta de educación y de respeto mayúsculo. Y lo peor de todo, ¿sabes qué es? Entras en la consulta esperando una disculpa por el tiempo que te han hecho esperar y no llega, que no, que el médico no hará referencia a ese tiempo que has estado mirando las musarañas. Ni una piruleta te dan. No respetan tu tiempo, sólo el de ellos, a diez euros el minuto.
Si eres el hijo o hija que acompaña al padre o a la madre de avanzada edad, tienes que pedir las horas en el trabajo en muchos casos, buscar a alguien que se quede con los niños o perderte ese día la clase de pilates que tanto te cuesta.
Voy a proponeros un plan para combatir la falta de consideración de los médicos que nos hacen esperar. Toma nota: Una vez concluida la consulta, cuando llegue el momento de pagar, que te dice el médico que pases por recepción para que la chica te cobre, le dices que no, que vas a hacer las cuentas delante suya. Sacas la calculadora que le has birlado a tu hijo, te pones las gafas para darle más empaque a la actuación, proyectas la voz y empiezas a teclear como si fueras una azafata del Un, dos, tres.
– A los 150 euros que vale la consulta le voy a restar la cantidad correspondiente de lo que cuesta un minuto de mi tiempo y el de mi madre, lo multiplico por los 65 minutos que nos has hecho esperar y le añado el IVA del 21%, además del 3% por no poder pagar con tarjeta y el 0,5 % de gastos de gestión. Nos sale un total de cinco euros en negativo. ¡Ups! Le ha salido a pagar, doctor. No se preocupe, los cinco euros se los voy a dar yo, para que se tome una cerveza con un montadito de aguja palá aquí en el bar de al lado, a ver si le da un poco el sol, que le noto los niveles de vitamina D un poco bajos.
Le pones el billete de cinco euros encima de la mesa, te das la vuelta con decisión y te vas, sin dar más explicaciones. Si te funciona y no salen corriendo detrás tuya, te habrás ahorrado 150 euros, así que no titubees y anda rápido, que los de recepción suelen ser jóvenes y tienen buenas piernas. Cómprate una piruleta y busca otro médico para la próxima.
Unamos fuerzas, juntos podemos con casi todo. ¡Feliz jueves!
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